Irreflexiones
Cascadas de palabras que descienden a veces, en ellas me
hallo inmersa, ya no tengo remedio porque medio apachurrada estoy, por culpa de
esta historia sin limite de tiempo en la memoria. Tu sonrisa es la efemérides
del sueño más sublime, en ella esta mi anhelo y mi búsqueda infinita y finita.
Con la boca entre las
nubes y con los blanqueados ojos de la noche, y abucheada por la inclemencia de
la economía que de ti me separa, con los bolsillos rotos y sin extravíos en la cabeza,
voy dando tumbos de aquí para allá y ya no se que hacer, ¿qué voy a hacer? me
pregunto y me pregunto; estoy más fregada que ropa de lavadero y medio enlutada
por tu partida, aunque llena de pensamientos también ; pero de nada me sirven
si no puedo rescatarte de entre la fauces de los que hambreados te rodean y muerdo
los labios, los muerdo en el aire, ante la impotencia del no poder hacer y con
los puños apretados tengo que tragarme este desafuero de mi suerte y es que la
veo negra ¿Qué rayos voy a hacer? La
verdad, no tengo ni la más mínima idea. Con elegancia trazo los trazos que
deletrea mi memoria y ni la ñola de las vacas me pega; un día soñé que unas
vacas gordas se caían del cielo y me sorprendí porque nada les había pasado y
cayeron sobre una tierra fértil y verde, verde como el color de la esperanza y
de nada me valió, porque aunque tengo esperanza, estoy en la piola más fregada
, en la cola de la fila, más arruinada
que Caín, el desdichado que mato
a su hermano Abel por envidia y aunque los envidiosos son más y se deben de estar jactando de mi desdicha,
tengo jaqueca y no esta por demás ,el
desafuero de mis tristezas y
siento que me hallo fuera de lugar y que en este mundo no hay sitio para mi.
No, no; no hay nada hospitalario, nada
que me diga calor, tibieza y si, pero
sonrío, en mi, habita una fuerza irradiando colores y sin
embargo, la verdad sea dicha no tengo un centavo, ¿qué rayos voy a hacer? De
noche las estrellas me pegan con María y
ellas que siempre dan al hombre una sensación de lo absoluto que lo hace
pequeño, más no es ajeno, a su dolor no, el Dios que la vida le dio.
Así me dice el señor y digo yo pues de porfiada que soy,
que de día y con el sol abrazando mis espaldas y dando duro a mis ojos ¿Quién soy?
Bendito Dios, ¿no se qué voy a hacer?
Hifuemadre de mi;
corren perros y gatos, detrás mío, me ven como su protectora, no, no es eso , es
solo que saben que yo los amo ; ¿más ya no se que hacer? tanto
odio me he ganado por eso, pero va, creo que en el fondo es una excusa para alimentarlo y hablando de alimento, mi
sustento diario y el de los animalillos de dónde rayos
me lo voy a sacar ,más porfiando
debo de tener fe y dejar que los infecundos se traguen sus palabras después de todo Dios no se ha muerto amén.
También, se que he asumido la responsabilidad de existir
frente a todos los que me aborrecieron y
los obstáculos que se me presentaron y frente a todos los retos que me
toco asumir.
Y además asumo que en algunas ocasiones, desistí de seguir en frente de alguna responsabilidad
que no quería, pero jamás abandoné la barca y mucho menos he deseado morir…
Si reconozco, que muchas veces he estado y estoy triste y
también asumo mi terrible apatía, mi desazón por algunas cosas y mi tedio… Lo
peor es eso, ese tedio que a veces me llega, pero yo se porque es y es porque estas lejos de mi y además odio
todo aquello que me aleja de ti, pero siempre me sobrepongo y a hacer lo que me toca a hacer; pero el dolor
se queda en puntillas y en secreto durante el día, no darle el gusto a quienes se gozarían con mi tristeza; pero en la noche
mi dolor se destapa y solo en los cielos saben lo que ocurre en mi y entonces grito y grito clamando ayuda,
¿ señor hasta cuando señor, hasta cuándo , pregunto y
pregunto, mi Dios y señor, hasta cuándo?
Vadean horas y horas, segundos de segundos, adoquinados de
quimeras y de silencios bien y mal encarados, pero intestinales fuerzas brotan de mí y mi ser se
desdobla y entre tempestades de rayos estoy.
Peleando a más no poder y pudiendo en la lucha vencer con todas las fuerzas de Dios en mí.
Si las lágrimas se escurrieron en silencio, también brotaron los pastos y las selvas, pero se dieron
territorios demarcados por otros; pero ahora
los silencios se fundieron con las palabras aunque siempre es medio maluco que
otros los sepan. Como quiera que sea estoy a punto y a la sazón de caer de narices sobre un acantilado.
Beatriz Elena Morales Estrada
Extraído de mí obrita silencio de Alas
Derecho de autor registrado
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