EXTRAÑEZAS EN LA MEMORIA
Y dijo, me hace el favor y me vende un Kevin Ovalle; no, ellos tuvieron un accidente, ellos murieron esta mañana… ¿Qué?
Y sacó un José cuervo especial, tequila 1195 hecho en México… Y en seguida dijo; brindemos… Y dio un discurso más o menos como este;
vacas gorda de la noche, adolescentes prematuras, arroceras inconclusas, urgidas de llantos y de falsos himeneos… Pausa, pausa y carraspea, para proseguir, pero es que no se trata, de coger la gallina y darle cuatro vueltas y ya; no, tal y como dicen. los que se hacen llamar testigos; el asunto es mucho más delicado y no se puede tomar tan a la ligera…
¡Bla! ¡Bla! ¡Bla! … Balbuceó, algún espectador ensoñando quizá con su princesa diamantina y adolescente y tomó el resto de la botella y se lo tragó y antes de sumergirse, en un letargo, perdido en ancestrales romances; pronunció estas palabras; de modo que sueñas conmigo; es decir que me piensas… Al menos sé, que no desvarío; ya que dejaste, un mensaje muy claro, con mi recepcionista y un cierto encanto de canela, en mi almohada, basta con ese, solo olor, para tener veracidad de tu presencia.
Bueno, al menos, sé que tu cara, se me hará inolvidable o por lo menos tardará en disolverse… Y todos, absolutamente todos, se le quedaron mirando babeantes en su anhelo por el amor soñado y sobretodo de muchachitas; que ¡No joda! Partida de viejos verdes, alcanzó a decir, el hombre del discurso; mientras que el otro, ya se encontraba, en el primer piso abajo de su mesada creo; o un poco más abajo. Voltearon a mirarlo todos y se quedaron casi lelos o a la expectativa, por lo que, diría, quizá, en sus secuencias discursivas… Secuencias que solo en sus sueños extraños escuchaba. Napa masculló enhiestos y desvelo; develando; estos viejos verdes, tribunos de borracheras. Se reúnen cada noche, para dar discursos sobre amores tardíos y por eso, sueñan tantas boberías; mucho me temo, que si yo fuera como ellos, sería aún más adolescente en ensueños vagos y diamantinos. Pero sigue oyendo, el primer discurso el de; véndame un Kevin Ovalle, que al fin y al cabo, era nada más ni menos que su familia, que estaba de viaje en algún lugar. De manera tal, que no entendió la advertencia que se le hacía…
Despertó con un extraño sabor que le espesaba el alma. Y ese fue el extraño sueño que tuvo este hombre; al que le decían por cariño Napa…
Beatriz Elena Morales Estrada@ Colprinth
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