Albaro
Durante
mucho tiempo, más de un año, estuvo postrado en una cama con
cáncer; mi madrecita Beatriz, nunca se enteró ¿Para
qué? Ella era una anciana y era mejor no decirle nada ¿Para
qué? Eso sería causa de más sufrimiento; mucho tiempo luché junto
con él; para que le dieran una atención
digna, en esas EPS; savia
salud, tuve que colocar una queja en la personería a fuerza de lidia
lo atendieron, le mandaron las quimioterapias, pero lo dejaban de
atender, porque savia salud no pagaba
a tiempo a las clínicas, que le
hacían el tratamiento. Después de que mamá murió, cosa
que, no le quise decir ¿Para qué? El sufría mucho y
agregarle más dolor, tampoco serviría de nada; sin embargo un
hermano, se lo dijo; pese a que yo le pedí, que no se l contará; el caso
es que a partir de ese momento, comenzó a
decaer, a deteriorarse aún más y un 30 de diciembre, como al medio
día comenzó a tragarse los ojos y a desvariar; puedo afirmar que se daba cuenta
de todo, tenía muchísimo dolor de cabeza y al frente comenzaron a festejar; esa
música se metía por las paredes y causaba aún más aflicción a nuestra aflicción
, más desolación a nuestra desolación ; no había manera de huir de esas
fanfarrias, y el pobre, estaba en una pieza que daba al
balcón; como sentirá eso; creo que en demasía Al otro día
31 , se le dio algo de comer y comió y aun al medio día me recibió algo , dado
que le rogué; me miraba con sus ojitos todos risueñitos; el día
anterior en la mañana yo le pregunté, cosas de su vida y
nos reímos y todo; pero ya, como al
medio día su cuerpo estaba adquiriendo cierta rigidez ; mi hermana
lo iba a bañar incluso, pero dado que lo vio así, se arrepintió, no
sabía qué hacer y yo lo único que podía; era esperar lo
que ella dijera; sin embargo vino y me pregunto y le dije, que
rezáramos juntas y que invocáramos al espíritu santo;
entonces, ya como a las dos de la tarde, creo, se decidió a
sacarlo, pero no podíamos las dos; entonces la
vecina, María Isabel, nos colaboró , llamando a los
bomberos , lo sacaron en una camilla y yo me fui con él …
Estuve todo el tiempo a su lado , pero esta vecina, se apareció como
a las 9 de la noche, para reemplazarme y que durmiera un rato; la
verdad no quería , pero ante la insistencia de ella, accedí, además
que , era hora de cambio de turno y solo debía permanecer una sola
persona como acompañante. Albaro se tragaba los ojos, siempre
hacia adentro y hacia arriba; tenía la cabeza
echada hacia un lado; dado que la
tenía llena de bolas, de tumores; yo le hablaba, mientras
sobaba su cabeza, pero cuando notó que yo me iba a venir
; me volteo a mirar. Cosa curiosa, dado que se estaba ya ausentando.
Aunque
ya le había dicho cosas, le había hablado. Lo quería mucho, era
mi hermano… Me vine y cansada, me acosté
un rato para volver luego al hospital. Sin embargo faltando 15
minutos, para las doce de la noche; escuché y sentí una
presencia, afuera de mi pieza, un poco
apurada, que me decía; alvarito ya se murió, ya está en
el cielo con la mamá. Me levanté y fui a decirles a mis dos
hermanas, que se hallaban en el segundo piso y no me
creyeron; solo dijeron, aquí todavía no ha llamado nadie, me regresé
y al ratito, casi a los 10 minutos, sonó el teléfono y mi
hermana, bajó y me dijo llorando
que alvarito, ya se había muerto. La
llamaron. Lo que les dije. Él fue un hombre
humilde; siempre despreciado y abusado, las gentes lo
explotaban mucho. En sus días, meses; más de un
año de postrado, aceptó su suerte, siempre con
una sonrisita a flor de piel; le gustaba que le rezara a
Dios por él; y que oráramos juntos. Sé que está en el cielo
tal, como me lo dijo, aquel bendito mensajero.
Beatriz
Elena Morales Estrada
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