CAPITULO XLVI
(46 )
VERÓNICA
Y al medio día,
cuando el sol, se había puesto sobre lo alto y descendía, sobre la ciudad, resquebrajando
los rostros de las gentes; una atmósfera incipiente y enrarecida, hacía, que
una tristeza sin fin, se instalara dentro del pecho de Verónica, que permanecía
sola, con las cortinas cerradas y la puerta entreabierta; como Natalia sabía el
caos, por el cual, estaba atravesando la mamá, pidió permiso en el trabajo,
casi, que no me lo dan, decía; mamá no durmió anoche, lo sé, y es por culpa de
esa mujer, de esa Amanda; dijo comentando con Antonio; ojalá y no volviera
nunca más, dijo esté último.
Natalia se
levantó de la sala y se dirigió hacía el cuarto de su mamá; ¡ay!, yo no puedo
creer, que con esté sol que está haciendo, vos estés encerrada, ¿qué pasa mamá?
No, no es nada
hija, es tan sólo, que no me siento bien, ¿pero qué haces en casa tan temprano?;
noo; lo que pasa es que me dejaron salir, ¿mira si quieres llamo al médico?
¿Medico? , no, ¿y para qué?; no.
Se que anoche no
dormiste bien, por estar pensando en esa Amanda, déjala que haga, lo que se le
venga en gana, ¡total! esa es una gamina; no creo que debas hablar así, además
creo, que pudo pasarle algo, lo sé, lo
presiento. Al decir esto, se le hizo un nudo en la garganta.
Pareció de
pronto, que había encanecido años; Natalia sintió pena también; pero siguió
adelante ¿Ya se te olvido qué Antonio el otro día la vio? al decir esto, se
detuvo avergonzada ¿La vio qué? casi gritó exaltada Verónica; besándose con
otra mujer ¿Y eso qué? Es mí hija y yo la amo, la amo y la acepto como es;
vete, ¿pero mamá?; pero nada, ¿es qué no te das cuenta? ¿De que? de qué no es
más qué una asquerosa y esas mujeres así, son un caso aparte. Mira Natalia;
puede que tu seas la manda más, en esta
casa; pero eso no te da derecho a hablar así de mi hija; se que no la quieres,
que nunca la has querido…
Además, he leído
su diario y ella ha estado enamorada siempre, de ese muchacho Juan David; dijo
sollozando y apretando la voz, para no desfogarse en su rabia, su impotencia;
creo que ese es su nombre, y es solo que él, se enamoro de otra y la dejo…
Verónica, sintió
que el corazón se le partía, no era fácil aceptar, que Amanda no estuviera y
que la calumniaran así, pero era aún más difícil escuchar a Natalia, expresarse
de ese modo. Mira Natalia, yo lo siento mucho; pero si viniste hasta aquí, tan
sólo, para hablar en esa forma de tú hermana, es mejor que regreses a tú
trabajo.
Natalia, se
contuvo y en un repentino arrebato de remordimiento, le dijo; ¡perdón!,
¡perdóname mamá!; entonces en esos momentos, Antonio, empujó la puerta, como
una tromba; ¿Qué pasa? ¡Sí ve!, ¡sí ve!, yo tenía razón, esa Amanda era una
depravada, ya, y, y, y, ya hasta, en la televisión la mostraron.
Verónica
palideció y luego se dejó caer sobre la cama, llevó sus manos hasta el pecho y
se quedó así, por unos segundos; pero de inmediato, se puso de pié, pasando por
en medio de sus hijos; llegó hasta la sala y alcanzó a escuchar lo ultimo;
muere mujer, que participaba de una orgía, en un barrio céntrico de Medellín;
la mujer, que al parecer se encontraba drogada, fue muerta por otra ,que le
disparó, asegurando que fue en defensa propia; esta última versión, está
respaldada por el mayor del ejército que …
No espero más y
se dirigió a su habitación, temblorosa, abrió el closet y sacó una falda de
color gris y la combinó con una blusa de color oscuro.
Natalia, que lo
había escuchado todo, la seguía con tristeza, más por su madre, que por su
hermana y veía impotente, aquella extraña reacción. Verónica se sentó frente al
tocador y se pintó los labios de un color rojo, una y otra vez, se pintaba,
Natalia se estrujaba las manos nerviosa.
Ya luego
Verónica, se limpió los labios y se desató en llanto; mamá yo, pronuncio
Natalia y se le acercó para acariciarle la cabeza ¡No me toques!
Vas a decirme,
qué además de ser una asquerosa ¿Era también una depravada?
Su llanto, se
desató aún más; Natalia permaneció de pié, en silencio, entonces Verónica, al
ver que era inútil esperar, a que está se fuera, se levantó y se secó las
lágrimas; la otra dijo, también era mí hermana; Verónica no respondió.
Cogió su cartera
y salió; voy contigo mamá, haz como quieras, no obstante Natalia la siguió. Al
pasar por la sala, Verónica no determinó a Antonio, que se encontraba absortó
viendo una película.
Pero al llegar a
la puerta de salida, volvió la cabeza y dijo en voz alta; Antonio, de ahora en
adelante, si quieres comer; tendrás que ganarte la comida y sin darle tiempo a
responder, salió con premura. Natalia buscó apresurada su bolso y salió tras de
ella; está, estaba a punto de montarse a un taxi, espera, espérame mamá y
apenas, si pudo subirse.
A la estación de
policía por favor ¿A cuál? Tome, está es la dirección; Natalia le dijo ¿No
fuiste demasiado dura con él?; ella frunció el entrecejo, pero respondió; estoy
vieja hija, pero no tanto, como para no cambiar, mí manera de pensar, sí lo
hubiera hecho antes, no habría dejado que Amanda se fuera de la casa y quizá
ella no…Su voz se rasgó en el aire y ya no hablaron más.
Mientras tanto
Antonio, escuchó sonar el timbre y se levantó, dirigiéndose para abrir la
puerta, era Darío, ¡hola hermano!; a hola Darío; ¿cómo le va?, bien, ¿pero qué
lo trae por aquí? he venido en busca de doña Verónica; no, ella no está, pero
si quiere éntrese hermano; bueno está bien, la noticia que le traigo es
bastante delicada.
¿Qué será
hermano?; es una pena, que su mamá no esté, yo pensaba decírselo a ella; ¡a!
no, pero si es por lo de Amanda, ella ya lo sabe; justo en estos momentos,
acaba, de salir para el comando de la policía.
Darío se quedó
pensativo, ¿bueno a usted le costa, qué yo lo intenté? le advertí, que si no se
convertía, podría terminar mal. Sí, no, yo sé, que usted lo hizo bien; sí, y es
que la biblia lo dice muy claro, que esas mujeres así, no entraran al reino de
los cielos; fíjese hermano y hasta drogadicta resultó; y e, e, era, era dizque
católica, dijo Antonio salivando; no es que, a esas gentes, tampoco les vale de
nada lo que hacen; a mí me da pena con usted, porque era su hermana; media
hermana; pero usted no tiene la culpa de nada, porque usted, si es un buen
cristiano, lee la biblia y va a los cultos. No, es que desde que yo me pase,
para la iglesia, he cambiado mucho; sí, eso veo hermano, lo felicito.
Darío carraspeo
un poco y luego dijo; no, es que esos católicos no me convencen para nada;
aunque, en lo que si estoy de acuerdo, es que estos también atacan a las
mujeres como ella y a los maricas.
P, p, pero bueno,
cada quien recibe lo que se merece; eso si, es así, hermano, por pecadora, es
que Dios, la castigo. Sí, yo, por eso, no me puse, a ir por allá, con mí mamá;
en su lugar, tampoco habría ido, ¿de verdad? Sí hermano.
Bueno eso es un
consuelo, porque es que yo, en está casa, me siento muy sólo, a mí nadie me
comprende, pues, deberían, ya que usted es el único hombre, que vive aquí, sí,
es qué a mí, nunca, pero nuncaaaa, en la vida, me han comprendido; ¿si quiere
vengo con más frecuencia? Así podremos leer la biblia.
Antonio se quedó
callado y pensó; si esté hermano viene más seguido, se puede dar cuenta, que
estoy saliendo con Libia y como es casada, le puede ir con el cuento al pastor;
entonces respondió; no, a mí, si me gusta, pero es mejor evitar problemas con
mí mamá; a bueno; ya por eso hermano; entonces me voy, porque tengo que buscar
al pastor Adrián, para comentarle lo de su hermana; bueno, si, yo le agradezco
mucho, que esté muy bien.
¡Ring! ¡Ring!
¡Hay no! están timbrando otra vez, venga yo lo acompañó y por hay derecho abro,
¡he quiubo parce! ; llegue yo, y sin más, el recién llegado se entró con
brusquedad.
¡Hey parce! ¿y en
dónde está la abuela qué no la veo?; no, ella se fue hace rato. ¿Y en dónde
están sus papás? Se fueron para el centro, para averiguar, lo de la tía, ¿y es
qué cuando llegaron pues?, esta mañana y es que mí mamá le insistió mucho a mí
papá, para que viniéramos; ¿y eso porqué? no parce, pura conveniencia, porque
quería hablar con un pastor de esos.
Con la boca
abierta, permanecía Darío, alelado, mirando al que hablaba, que era un joven,
de no más, de dieciocho años; de repente, Jonatán, que así se llamaba, se dio
cuenta de la intromisión y dijo, ¿ve y esté parce qué? ¡A!, no, él es un
hermano de la iglesia; mucho gusto joven, pero esté lo miró desdeñoso, entonces
Darío dijo, ya me voy y se alejó de prisa.
¡Haber parce!,
dijo Jonatán, empujando a Antonio, para entrar, que tengo tremenda polvareda y
siguió derecho, pasando por la sala, hacía la cocina; había allí, una vieja
grabadora, la que prendió enseguida, sintonizando una emisora de música rap; o,
o, oíste Jonatán ¿Qué es una polvareda? Una polvareda parce, ¡hay no me
friegue la vida!, ¿no ve qué me estoy muriendo de hambre? y enseguida, mientras
abría la nevera, para buscar que comer, se puso a cantar, la siguiente canción,
la que sonaba en la radio;
y la canción ya
se había acabado, entonces comenzó otra, titulo:
El TRAIDOR
Jesús estaba
cenando, los discípulos están aterrados, va diciendo uno, con muy fuerte voz;
yo nunca seré un traidor. Judas, no digas mentiras, que tu sabes bien, porque
tú, me venderás mil veces, y hasta mas; cambiaras el reino por unas cuantas
monedas de oro y antes de que te ahorques; el diablo te cegara, y hará que la
cagues; sin dudas, el que me venderá, se conozca como a judas.
El discípulo se
para y corre a la mesa; Jesús con el rostro contra el suelo, reza; el traidor
que llega, y la soldadesca aparece y uno de los amados, saca la espada y corta
un oreja; impulsivo se avienta.
Antonio le dice,
bájale volumen a eso; ¡qué va parce!; Antonio, vuelve y dice; y, y, ya
e,e,e,esta haciendo mucha hambre; mientras tanto Jonatán, había sacado varios
huevos y se disponía a poner la cacerola y la canción ya se había acabado,
entonces comenzó otra, titulo:
GAS LETAL
Llegue por la
izquierda, del ojo derecho, directo al cerebelo, apuntando, haciendo mis
cálculos, corriendo por tú mente, el peligroso gas , sutil; rap conmigo es. Lo
que yo soy, soy pura sutileza, me desplazo como plaga y tu no te das cuenta y
cuando me ves, ya soy pus y estas hecho una mierda. Hago cantar hasta a un
sordo; canta un sordo y un ciego juntos; mí veneno, es mas peligroso que el
gas; ya se te metió por la nariz, llenando toda la casa. Esa es la basura, que
acostumbro llevar a tu cerebro, como va directo a tus pulmones; tos; tos; es
más fácil, con droga, todo es mas fácil ¿y después como sales?
¿Ay? hágame esa
parce; sediento pasas y no pasas por el pensamiento; miento... Y entre mas
miento, mas me la crees.
En tanto, me
caliento, de calentura me muero y nada me sacia socio, parce...
Aquí Jonatán, le
subió volumen y la música retumbó, llenando toda la casa.
Luego, el aceite
subía y los huevos retumbaban por aquí y por allá, al fin, la nevera quedó
desierta, ¡que el queso!, ¡que las arepas!, en fin.
Ya una vez
saciada, la polvareda de Jonatán y ahitó el estómago de Antonio, esté ultimo
dijo; parce vamos a cambiar de emisora, Jonatán, no tenía ganas de cambiar,
pero pensó; de esté parce, voy a necesitar, que me preste, unos buenos pesos,
más tarde.
Al fin, Antonio,
encontró una que le gustó, y era está la canción que sonaba; "siempre ha
sido el sombrero cordobés" Muy conocida en la radio e interpretada por
Juan Legido. Y ya luego, bailaron al son de las canciones y claro; Jonatán, se
encerró en el baño, para echarse otra polvareda y así, en esa celebración, se
les fue el resto de tarde que quedaba.
[1] Canción El Sombrero Cordobés interpretada por Juan Legido.
BEATRIZ ELENA MORALES ESTRADA
RADICACIÔN DE ENTRADA 1-2010-26128 Colombia
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