Ilusiones
Flor Alba se sentó en aquel lugar, en donde antes
había estado situada la vieja arteria y se puso a llorar; pero no, no era que
pensara que todo tiempo pasado fuera mejor, lloraba al recordar su enorme trasero.
Entonces habló en alta voz; sin importarle si la escuchaban los demás
transeúntes.
¡Hay que tristeza! La vida es muy cruel, todo pasa
y a mí sólo me queda este trasero enorme; mi novio me dejó, el único hombre que
he amado de verdad. Pero en fin ¡Qué le vamos a hacer! Al final de cuentas una cosa he aprendido;
tenemos el cuerpo que hemos construido, en él se hallan ocultas nuestras viejas
pasiones y todos nuestros temores; tal vez,
en otra vida pueda tener un cuerpo con unas nalgas más pequeñas. Menos
territorializado. Observó, pero nadie la miraba, las gentes no la veían ¡Era imposible
qué con ese enorme trasero no la vieran!
Casi gritó asustada, se colocó en medio de la calle y los
carros la atravesaban de lado a lado; entonces llegó a la conclusión de que todos
dormían y tan solo ella estaba despierta; ya que al menos, se daba cuenta, era consciente de que tenía un
enorme trasero.
Entonces exclamó
¡Cuán pequeños somos! Una nada. ¿Pero
y mi trasero?
¡Total! Era
lo único de lo cual podía sentirse orgullosa; con decisión cruzó la esquina y
un hombre, un solo hombre, la miró y le
guiñó los ojos.
Ella se puso
feliz; ya que al igual que ella, él tenía unas enormes nalgas.
Narraciones Beatriz Elena Morales Estrada @ Colprinth
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