La mamá
Género novela
Parte
5
Conversando
con mi mamá
¿FANTASIA O
REALIDAD?
Con el
tiempo estando yo grandotota, subí al
segundo piso a saludarla y al
verme, me dijo ¿Viniste? ¿Si, y usted Cómo está? La miré fijamente,
para ver si se acordaba de mí y le pregunté ¿Quién soy?
Respondió de inmediato; una muchacha, una muchachota; una
muchachota muy querida. Dice,
y continúa con su voz
de niñita.
Se
mantenía conmigo, estaba comenzado a
balbucear y a gatear, y así,
se iba para donde mí, me quería a
mí, me buscaba más que a la
mamá. Yo la crie a usted; ¿Si?
Y me la robé, y me vine para acá y me la traje; lejos de esas mujeres, que a cada rato me la quitaban; me la arrebataban
de las manos.
¡Preste la niña!
Que no fue a usted
a la que se la regalaron ¿Quiénes eran? Yo no sé; ya
no me acuerdo, eran unas mujeres de la tierra caliente ¿Era la Raivel? Sí, yo creo, ella y la mamá. Viendo que fue a mí que me la regalaron. Pero ellas la tuvieron y me la devolvieron ¿Y qué porque? Esa niña llora mucho, y por eso, no,
nos gusta, es muy llorona. Pero
si la niña llora, es por alguna razón; yo si
la quiero y dejo que llore.
¿Quién
fue la primera que se la regalo? Era un mujercita delgadita, de la tierra caliente, de eso, sí, me acuerdo,
yo patentico ¿Si? ¿Y cómo se
llamaba? Yo no sé, no me acuerdo
y la quería yo tanto, tanto a la niña, me mantenía cargándola a toda hora, estaba de brazos, cuando yo
la cargaba. ¿Qué se hizo la niña?
Me mira fijamente, yo no sé, me la volvieron a quitar: se queda pensando unos segundos, vuelve a
mirarme y me dice ¡Sos vos! Yo te
crie a vos. A bueno, entonces que mi Dios se lo pague,
por todo; le dije abrazándola y
como no, si era tan tiernita.
Entonteces
respondió, pero no era por eso; sino porque,
es que yo, la quería tanto y tanto y me daba mucho pesar de la niña, iba de mano en mano, la tuvo mucha gente; esa
mujer se la había llevado, hasta que un
día me volvió a decir ella ¿Quién? La mujercita
esa, de la tierra caliente, esa que me la regalo ¿Usted quiere a la niña? Si es
con usted, yo si la dejo;
a pues, sí me la
vuelve a dar, yo me quedo con ella y
entonces miró a la niña y le preguntó ¿Usted se quiere quedar con ella? Y la niña movió la cabeza y dijo que sí.
Entonces ella
me la entregó de nuevo ¿Bueno y
porque fue que se la
regalo? Ella vivía muy lejos, muy
lejos, en la tierra caliente y me dijo, yo soy muy andariega, yo ando mucho y con la niña no
puedo.
Entonces esas
mujeres ¿Quiénes? Pues esas dos, la mamá
y la hija; me veían
con la niña y me la arrebataban
de las manos y me vine más bien,
y me traje a la niña, o mande por ella; para que no me molestaran tanto. Pero voz te fuiste y no quisiste estar conmigo, porque esas mujeres te decían, que yo no era la mamá
tuya. Y no quisiste volver al pueblo conmigo; porque todo el
mundo, me preguntaba ¿Quién es esa niña? Y yo les
decía, es mía. Y te decían
que yo no era tu mamá, la gente
es mala, no les crea nada.
Yo te crie
a vos, y te enseñe muchas cosas y a lo que te vieron grandecita y avispa dita me la querían quitar otra vez esas dos. Entonces,
yo me les perdí a esas mujeres,
me vine con voz. Y ya nunca más las
volví a ver.
Pero era que yo, quería mucho, tanto, tanto a la
niña. La quería mucho. ¿Pero la que se la regaló vivía
a dónde? ¿O
quiénes eran? ¿Era un vecino o una vecina?
Si. Contesto y dijo y me repitió, lo que ya sabía; lo que ya me había dicho una y otra vez.
Yo no sé porque la quería yo tanto, sin ser mía, hasta
que dije no, yo no voy a cogerla más
Es verdad no es mía. ¿Qué se hizo la niña entonces? Yo no sé,
yo no volví a saber de vos. La
verdad, estuve demasiado tiempo lejos de
casa.
Un
mes después; un día 23 de noviembre subí a verla y le dije hola mamá
¿Cómo amaneció?
Con
mucho frio, que frio hace aquí en esta sala ¿Tiene frio? Sí ¿Y bueno cuantos hijos tuvo usted? No me acuerdo, todo eso, mi familia, quedo atrás…
¿Usted tuvo 11 hijos? No sé, no
me acuerdo ya. (Ella tenía en este
momento 99 años, en diciembre cumple los
100) ¿Y quién es ese fulano que acabo de entrar? Un hijo mío y quien es
perana; una hija mía y así; con decir sus nombres se acordó que
eran sus hijos ¿Y quién soy yo? No me acuerdo. Dijo con un gesto de cansancio.
En
eso un hijo de ella, otro, llamado
Gorodril llegó, y de inmediato lo reconoció
¡A quiubo fulano!
¿Se
vino de la casa y se quedó aquí?
Me quedé
aquí, jejje, si aquí he vivido siempre, luego se va, entonces vuelvo a platicar con ella.
¿Bueno
y al fin quien soy yo? Yo no sé, no me acuerdo, yo solo sé, que quería mucho una niña, era hija de una
vecina; de unos vecinos, pero desde que amanecía se iba para mi casa, nos manteníamos juntas y nos íbamos para el parque los días de
fiesta y los domingos, era una niña caminadora
¿Y que se hizo esa niña? Yo no sé, se la llevaron; yo me tenía que venir
para Medellín y ella se puso a llorar, y
yo lloré mucho. La quería tanto, tanto y yo lloré mucho por vos.
Así que,
se quedó mirándome. Se la
llevaron, es que ellos se iban a ir lejos, muy lejos ¿Y eso para dónde? Todo eso,
se me olvido. No me acuerdo.
Le
repito la pregunta ¿Y que se hizo la niña? Aquí, volteó la cabecita hacia mí y se me quedó mirando, con una mirada tan intensa, me miró directamente a los ojos, por unos segundos, sus ojitos de mamá linda;
brillaron y un poquitín
picaresca, sin apartarlos de los míos, me enfrentó, me encaró
directamente; me dijo, me la traje, me la robé, porque la quería mucho y ella a mí, ella lloraba
mucho por mí y era como una hija mía; desde temprano se iba para mi casa a buscarme y le tenían que pegar, para que
se fuera con ellos, porque le rogaban mucho y ella no quería irse,
siempre era así. Y sos vos.
Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright
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