lunes, 27 de febrero de 2012

ZOROASTRO



  Zoroastro


Fotografìa tomada por Beatriz Elena Morales Estrada

Un día un Zoroastro moderno; que bien podría ser él o ella; cansado de caminar se sentó en una acera y se acordó , que venia de las estrellas , porque no era de la tierra y se puso a meditar en lo hondo de la vida, de las caras de los niños mutilados por la impiedad de la guerra; claro él, ya sabia que eso, era por la codicia y la avaricia y el deseo de poder y muchas otras cosas juntas que se habían apoderado del corazón  de los poderosos, es decir de los gobernantes; todo el mundo sabe eso, aunque es posible que no lo sepan o la hayan olvidado. Cuando estaba en esas se quiso colgar de cabeza abajo como Siddhartha, el buda, pero vio que algo o alguien venia arrastrándose  hacia él o al menos se dirigía en esa dirección, por supuesto que como todos los humanos sintió curiosidad y además que estaba a la expectativa a ver que ocurría, y el cuerpo se desplazó con rapidez, sosteniéndose de las dos manos. Con las cuales cogía impulso y se arrastraba, se arrinconó  en un lado y todo su trasero quedo expuesto a la mirada de Zoroastro, que perplejo  pudo observar un liquido viscoso, tirando a amarillo que salió de aquel agujero negro situado justo en medio de dos masas blandas  y blancuzcas y mientras él liquido cae, la mujercita, porque era una pobre mujercita sin piernas; hacia gestos de dolor en su rostro pálido. Los zapatos de Zoroastro, mejor sus sandalias de mendigo quedaron salpicadas y los dedos con gotitas; pero este aunque  se sorprendió,  no era inmutable, se sabia de carne y de huesos como todos los mortales, pero no se movió, ni hizo gestos de repudio al contrario, aunque tenia bien puestos los dientes le sonrió a la damita en cuestión, pero hizo que esta lo viera como si tuviera una hilera de dientes faltando uno o dos, de tal modo que ella , al verlo así se sintió a gusto y no temió, pues sintió que estaban en igualdad de condiciones. Entonces Siddhartha el buda, perdón Zoroastro supo que ya no tendría que colgarse cabeza abajo para ver el mundo; ya lo había visto no solo en esta ocasión sino también en otras. Claro ya sabía también que la tierra, aunque no estaba situada exactamente entre dos blandas masas, si iba a ser tragada por un enorme, enormeee  agujero negro y eso quizás haría que la materia putrefacta y la que no lo es  se purificara  al máximo.

La mujercita mutilada descanso y suspiro con alivio después de semejante liberación y nada clandestina por cierto, así que Zoroastro la seguía mirando sonriente y esta le agradeció  con una sonrisa, su amable colaboración; aunque no hubiera hecho nada. Después se apoyo de nuevo en sus manos cobrando impulso, para seguir adelante y luego  se situó  en la parte central de un pasaje peatonal y comenzó a gritar cigarrillos, cigarrillos y es que el ventorrillo se lo había cuidado un ventero, mientras se fue a destapar y mientras eso ocurría  Zoroastro o Zoroastra   ya se había puesto de pie y comenzó a caminar de nuevo y se perdió entre la niebla de la ciudad, ya que en ese momento el sol parecía un espejo opaco. Y la vida seguía trascurriendo normal y los ricos que no lo  eran tanto,  seguían oprimiendo a los pobres y usurero tras usurero iba alzando su cara en diferentes circunstancias y denominaciones; pero las gentes ya se habían olvidado de eso y no se acordaban siquiera que existió un romano que hizo prender fuego a Roma, porque era una bestia ebria de poder y hasta ignorante y todo eso.

Pero claro nadie se daba  cuenta que la tierra estaba siendo succionada por un agujero negro, porque todos estaban preocupados por hacer dinero y por ganarse el pan de cada día y esas cosas así que suceden todos los días… Y hasta el pobre Zoroastro tenia que pelear de lo lindo para poder subsistir;  amén.



                          Beatriz Elena reservados © Derechos  todos                              
                                                                        Beatriz Elena Morales Estrada 
                         Derecho de autor reservado

        
                                       

No hay comentarios:

Publicar un comentario