miércoles, 28 de marzo de 2012

CARMEN




Fotografía tomada por Beatriz Elena Morales Estrada
                                                                     
                                                               Relato
                                                    CARMEN


Yo me llamo María del Carmen Agudelo y hace mucho tiempo que vivo en este barrio, tengo mis hijos de los cuales me siento orgullosa, en especial de mis dos niñas a las que quiero mucho. ¡Sabe!, usted me inspira confianza... ¿Será, qué la puedo tutear?, ¿sí?, claro, por supuesto; mire usted no me lo está preguntando, pero yo le quiero contar. Yo nací en Amagá Antioquia, en los altos de las minas de carbón, mis padres se llamaban Teresa de Jesús y Cristobal Franco. Mi padre se casó dos veces y enviudó, ya que la primera esposa murió, no se sabe de que y la segunda fue recluida dentro de un manicomio, en donde también murió. Esto según investigaciones que yo hice. Ya después conoció a la que fue mi madre y convivieron mucho tiempo; un día comenzó a darle muy mala vida, no la podía ver tranquila, porque ahí   mismo le decía ¡Vaya trabaje! haga alguna cosa, consiga plata en las cantinas y traiga para la casa. Y ella era tan boba, que se iba y a nosotros nos dejaban encerrados bajo llave. Tenía dos hermanos, Ricardo y Luis que era un bebé. ¿La estoy cansando? No, prosiga, la estoy escuchando; pues sí, como le iba diciendo, mi madre se consiguió una amiga, una de esas que trabajaba en las cantinas, se llamaba María, pero le decían la Momposina porque era muy alegre. Entonces mi madre no volvió a prestarnos ninguna atención, cambio totalmente, nos descuido tanto, que permanecíamos encerrados y no sólo de día, sino también de noche. Ricardo era el único que nos cuidaba; ya que con su amiga ella se iba todas las tardes a esperar que salieran los trabajadores de las minas; mi padre era un borracho. Al pasar de los años, nosotros rodábamos de acá para allá, mi madre nos abandonó y mi padre decidió regalarnos. Cuando eso, ya vivíamos en el Municipio de La Estrella y él se había convertido en un limosnero. Así que un día me trajo a esta casa, aquí en el  barrio el tablazo, tenía yo cuatro años y les dijo que si me querían recibir. ¿A quiénes?; a esta familia, a una hermana de Fresita; usted la conoce,  en ese entonces estaba recién casada, tenía su esposo, un matrimonio  y ellos aceptaron. Y para que me recibieran; les dijo, mi mujer me dejó y yo soy un pobre hombre sin recursos.

Así les decía y a Luis, se lo entregó a otra familia; el único que no se dejó regalar fue Ricardo.

Pasó el tiempo y volvió a aparecerse, tenía yo, ya, siete años y medio. Entonces les pidió permiso para llevarme a conocer la casa donde él vivía; me llevó al Municipio de La Estrella y cuando nos bajamos del carro, me hizo subir por unos montes llenos de árboles. ¡Sabe!, yo era muy inocente. Venga descanse mija; y yo me senté, entonces él me tiró contra un árbol, me quitó la ropa y abusó de mi; miré hacía los lados y no había nadie, nadie, no se veía un alma. Intenté volarme y no pude. Cuidado con decirle a Ricardo;  o a otra persona porque la mato, me amenazó. Cuando cumplí catorce años, yo le gustaba mucho a un muchacho; pero no me dejaban conversar con él, me castigaban muy fuerte y me gritaban. No se le olvide que usted es una recogida. Vea yo no fui capaz de aguantar mas y me fui.

    
Beatriz Elena reservados © Derechos  todos
                                                            

                                      Beatriz Elena Morales Estrada

  Derecho de autor reservado y registrado ya
Extraído de mi obrita Silencio De Alas; segunda parte


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