jueves, 17 de enero de 2019

CUENTOS AL TRASLUZ © Copyright NARRACIONES CORTAS






CUENTOS AL TRASLUZ

© Copyright NARRACIONES CORTAS

LA MUJER

Recuerdo que una noche, aquella mujer andaba por ahí, como si se hubiera despotricado. Vagaba sola por la calle, casi como una loca. Fue cuando se acordó, entonces me vio y me abrazó...

ÉL

Se despertó llorando y su pecho hallábase en agonía, un dolor en algún lugar, muy dentro, lo oprimía. Entonces dijo, mis mujeres me dejaron y ya no podré escribir sobre ella, acerca de mi ella y para colmo no tengo un centavo para invitarla tan siquiera a tomarse una cerveza. Entonces oprimió el gatillo sobre su sien, pero no tenía balas.

LA OBSESIÓN

No andaré errante ante los tubos de mi memoria, no y no tropezaré con holgazanes de la dicha. No andaré con el trasero por ahí, expuesto al frío y al calor. ¡Qué dirán los demás! Pues que digan lo que quieran, total, es mi trasero, ¿no?

Pero no crean, que estoy obsesionado por un trasero, no, ni siquiera por el mío... bueno y al fin de cuentas ni siquiera por el tuyo. Bueno no, en verdad no, yo no soy así...
Bueno esa es mi forma de ser, de sentir.

LA NUEVA
¿Profe, me compra un tinto?, Sí claro, por qué no; ahí, tan linda la profe, tomé, tomé la plata...
¡Ring, ring!, ¡a clases!; la nueva, favor presentarse en la oficina de la rectora, ¿yo?, sí, usted.
Me he enterado que le acaba de comprar un tinto a una alumna; Sí así es; está usted despedida por acolitar a esa alumna a que se empepara, pero... Sin peros; firme usted la carta de renuncia, está bien; Ahí, tan linda la profe, resultó buena cuartera, chao parce”.


DESCRIPCIÓN

Estatura mediana, morena, gruesa; una frente bastante amplia de las cejas hacia arriba. Sienes un poco abombadas, cejas arqueadas, un poco espesas en la parte donde se originan y ya la parte donde terminan descendían más delgadas, las orejas le quedaban un poco más abajo de las cejas; tenía una nariz delgada en la frente y ya hacia el promontorio ascendía en forma de punta, como la de una bruja. Tenían unos labios pintados de un color rosado y formaban un moño gris que exhalaban como un dejo agrio. Las líneas de expresión en la parte de las mejillas estaban bastante marcadas. El ceño se le veía muy fruncido por el sol; cabellos recogido en forma de cole caballo, con unas leves patillas. Tenía un rostro apretado, casi hostil; vestía una blusa blanca, de mangas hasta un poco más abajo de los codos; un eslas negro que le llegaba hasta más arriba de los tobillos; calzaba sandalias y tenía los brazos cruzados, mientras esperaba el bus. ¡Ay, se me olvidaba, tenía bozo!

ESCUELA

La profesora se halla de pie en el antiguo salón, en la mitad de la doble hilera; boquiabiertos, ellos la miran; pero él se muerde la lengua y ella dice, ustedes no se alcanzan a imaginar lo que uno siente cuando lo abrazan fuerte, muy fuerte y suspira; él saborea su sangre; señor, señor, ¡despierte, es su turno! Sí, lo olvidaba, siéntate Juanito y ustedes, tomen nota. ¿Le sucede algo profe?, no, tan sólo ensoñaba; aquí, en este salón, en donde ahora doy clase; ella se hallaba de pie..., huy parce, al profe se le corrieron las tejas.


ILUSIONES

Flor Alba se sentó en aquel lugar, en donde antes había estado situada la vieja arteria y se puso a llorar; pero no, no era que pensara que todo tiempo pasado fuera mejor, pero lloraba al recordar su enorme trasero. Entonces habló en alta voz; sin importarle si la escuchaban los demás transeúntes.
Hay que tristeza, la vida es muy cruel, todo pasa y a mí sólo me queda este trasero enorme; mi novio me dejó, el único hombre que he amado de verdad..., pero en fin, qué le vamos a hacer; al final de cuentas una cosa he aprendido; tenemos el cuerpo que hemos construido, en él se hallan ocultas nuestras viejas pasiones y todos nuestros temores; tal vez en otra vida pueda tener un cuerpo con unas nalgas más pequeñas. Observó, pero nadie la miraba, las gentes no la veían, se colocó en medio de la calle y los carros la atravesaban; entonces llegó a la conclusión de que todos dormían y tan solo ella estaba despierta; ya que al menos se daba cuenta, era consciente de que tenía un enorme trasero.
Total, era lo único de lo cual podía sentirse orgullosa; con decisión cruzó la esquina y un hombre, un solo hombre la miró y le guiñó los ojos. Ella se puso feliz; ya que al igual que ella, él tenía unas enormes nalgas.

ELLA

El tipo entró, era alto y muy fornido; sin querer ella o vio y se detuvo a mirarle el trasero; sus ojos como las alas de una mariposa en vuelo se posaron allí.
De repente se dio cuenta que a ese tipo, había que mirarlo como si lo estuviera haciendo hacia un segundo piso y no era que ella se sintiera tan pequeñita, tan bajita.
¡No, qué va!, entonces él se volvió y al hacerlo ella se puso chiquitita, chiquitita, chiquitita.

El HOMBRE

Casi sin respiración y con los ojos brotados y la lengua amoratada; levantaba las manos como pidiendo ayuda.
Ella lo contemplaba, como si mirara desde un lejano planeta y a la vez como desde una extraña enajenación; enajenación, que sin embargo no le impedía captar la escena. Y la tierra se movía debajo de sus pies y tuvo que sostenerse del muro, que estaba situado del lado de su casa; por varios segundos tardó en reaccionar y al fin como movida por un resorte, cedió unos pasos hacia adelante y tomó la mano del hombre que le pedía ayuda; este a duras penas desató la lengua, que se le había quedado pegada y expulso la sangre que contenía adentro; es un virus dijo; han dejado caer una carga de químicos que pronto contaminara todo el planeta…
 ¿Quiénes? Dijo, pero el hombre ya se había muerto y no le fue difícil adivinar quién o quienes; la lucha por el control del mundo pensó, grandes potencias, contra grandes potencias…

  Beatriz Elena Morales Estrada Colombia © Copyright



No hay comentarios:

Publicar un comentario