martes, 12 de mayo de 2020

Albaro









      Albaro

Durante mucho tiempo, más de un año, estuvo postrado en una cama con cáncer;  mi madrecita Beatriz,   nunca se enteró ¿Para qué?  Ella era una anciana y era mejor no decirle nada ¿Para qué?  Eso sería causa de más sufrimiento; mucho tiempo luché  junto  con  él;  para que le dieran una atención digna,  en esas EPS;  savia salud, tuve que colocar una  queja en la personería a fuerza de lidia lo atendieron,  le mandaron las quimioterapias, pero lo dejaban de atender,  porque  savia salud no pagaba a  tiempo  a las clínicas,  que le hacían  el tratamiento. Después de  que mamá murió, cosa que,  no le quise  decir ¿Para qué? El sufría mucho y agregarle más dolor,   tampoco serviría de nada; sin embargo un hermano,  se lo dijo; pese a que yo le pedí,  que no se l contará; el caso es  que a partir de ese momento,  comenzó  a decaer, a deteriorarse aún  más y un 30 de diciembre, como al medio día comenzó a tragarse los ojos y a desvariar; puedo afirmar que se daba cuenta de todo, tenía muchísimo dolor de cabeza y al frente comenzaron a festejar; esa música se metía por las paredes y causaba aún más aflicción a nuestra aflicción , más desolación a nuestra desolación ; no había manera de huir de esas fanfarrias, y el pobre,  estaba  en una pieza que daba al balcón;  como sentirá eso; creo que en demasía  Al otro día 31 , se le dio algo de comer y comió y aun al medio día me recibió algo , dado que le rogué;  me miraba  con sus ojitos todos risueñitos; el día anterior  en la mañana yo le pregunté,  cosas de su vida y nos reímos y todo; pero ya,  como al medio día su cuerpo estaba  adquiriendo cierta rigidez ; mi hermana lo iba a bañar incluso,  pero dado que lo vio así, se arrepintió,  no sabía qué hacer y yo lo único que podía;  era esperar  lo que ella dijera; sin embargo vino y me pregunto y le dije,  que rezáramos juntas y que invocáramos al espíritu  santo; entonces,  ya como a las dos  de la tarde,  creo,  se decidió a sacarlo,  pero no podíamos  las dos;  entonces la vecina,  María Isabel,   nos colaboró , llamando a los bomberos , lo sacaron  en una camilla  y yo me fui con él … Estuve todo el tiempo a su lado , pero esta vecina,  se apareció como a las 9 de la noche,  para reemplazarme y que durmiera un  rato;  la verdad no quería , pero ante la insistencia de ella,  accedí, además que , era hora de cambio  de turno y solo debía permanecer una sola persona como acompañante.  Albaro se tragaba los ojos, siempre hacia  adentro y hacia arriba; tenía la cabeza echada  hacia  un  lado;  dado que la tenía  llena de bolas, de tumores; yo le hablaba,  mientras sobaba  su cabeza, pero cuando  notó que yo me iba a venir ; me volteo a mirar. Cosa curiosa,  dado que se estaba ya ausentando.
 Aunque ya le había dicho  cosas, le había hablado. Lo quería mucho,  era mi  hermano… Me vine y  cansada,   me acosté un rato para volver luego al hospital. Sin embargo faltando 15 minutos,  para las doce de la noche; escuché  y sentí una presencia,  afuera de mi pieza,  un poco apurada,  que me decía; alvarito ya se murió,  ya está en el cielo con la mamá. Me levanté y fui a decirles a mis dos hermanas,  que se hallaban  en el segundo piso y no me creyeron;  solo dijeron, aquí todavía no ha llamado nadie, me regresé y al ratito, casi a los 10  minutos,  sonó el teléfono y mi hermana,   bajó y me dijo llorando que  alvarito,  ya se había muerto.  La llamaron.  Lo que les dije.   Él fue un hombre humilde; siempre despreciado y abusado, las  gentes lo explotaban  mucho.  En sus días, meses; más de un año  de postrado,  aceptó su suerte,  siempre con una sonrisita a flor de piel;  le gustaba que  le rezara a Dios por él; y que oráramos   juntos. Sé que está en el cielo tal,  como me lo dijo,  aquel bendito mensajero.

Beatriz Elena Morales Estrada 

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