miércoles, 13 de mayo de 2020

De cosas...







De cosas...

¿Cómo será eso? ¡Ahí fue!

Como será…

Y en estos tiempos de ahora y de siempre; veo que se amontonan los domingos uno tras otro; tras otro uno y así, se va yendo la vida, poco a poco; amanece tan campantemente , cual si no pasara nada y realmente no pasa o no pasaba nada; la misma cosa de siempre, la misma cosa , en apariencia; claro, hasta ahorita, que vino ese tal corona virus y su hijo, el Covid 19 a fregarnos la vida , en suma, es la misma cosa de siempre, la misma cosa… ¿No cierto?
Pero más allá de un acto rutinario, más allá de un duro caminar, seguimos vivos; pero gracias a Dios, estamos vivos ¡Estamos vivos! Estamos vivos, pero somos agonizantes sí. También. Bueno y al fin de cuentas, el tiempo es un vagón de memorias incógnitas, de memorias olvidadas y reencontradas en un futuro estelar, de las cosas creadas; planeta póstumo de iris y de venires, de decires y no decires…
De furores acallados y pienso en el odio y el amor, que han estado presentes, en casi todos los ámbitos; estos, son pasiones muy fuertes, pero el odio, es totalmente destructivo, capaz de arrasar con inocencias y con personas.
Todo está desierto y vacío al parecer; ya no hay nada y pareciera que todo tiene un tinte amable y sin embargo… ¡Sin embargo!
Claro, un suave sol matutino, se suelta como dedos de viento y del árido atardecer que se aproxima, se desprende también la noche, como una dulce caricia, para apacentar los dolores del cuerpo y del alma. Se dan otras ocasiones, en que la noche despierta, como pantera en contra de la vida. Sí. Sin dudas.
Me he dado cuenta entre otras cosas, que nosotros siempre hemos estado encerrados por las montañas y que nosotros estamos atados con cadenas de fuego, nosotros estamos amarrados de pies y de manos, arriba y abajo de la tierra, nosotros estamos sumergidos en el mar y un vaso de agua nos ahoga, nosotros tenemos alas, pero están muertas; no queremos alzar nuestros espíritus, aunque ellos son libres; aunque solo uno, es el que libera y da libertad
a nuestras alas .
Nosotros queremos que sea él; el que nos libere, no estamos más arriba del cielo, solo queremos estar junto a él. Bueno no todos. Y estando en estas agudas caminatas con el pensamiento, me pasa lo siguiente; ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Escucho la voz de la mamá mía, en la grabadora de mi celular, que por equivocación prendí y me estremezco, al querer abrazar una voz, sin presencia, un voz que es más que la presencia, pero a la que ya no veo; y que de algún modo está; es esa anciana venerable a la que amé y amo entrañablemente, con un amor incondicional e inolvidable. Bueno, yo no sé, si me entienden, todos estos enredos de mi cabeza, pero en fin, y la escucho contándome, con su voz lejana y casi ininteligible, pero llena de un sentimiento tan del alma , tan profundo y es aquello que para ella , significó tanto, tanto, tanto, sus vivencias con Roberto, con tocayo. ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Calladito ¡heee! ¡haaa! Y ha y ha y a conversar ahí; iba conmigo y a mirarme planchar (Ella tenía ciento dos años y todavía le dolía) ¿Y cómo será como será, mi marido como será a que te quiero tanto, tantooo; me gustas tanto? Me decía. ¿Cómo será? ¿Cómo será eso?
A conseguir novia, si ¡Avemaría! ¡Ay! A conseguir novia se iba. ¡He! ¡Ave maría! Siendo casado; nos casamos primero ¡Claro!
De lejos, me coqueteaba y ahí fue, que me pregunto ¿Si me quería casar con él? No me gusta otra como usted, para casarme ¡jajaaaaa!
Quiero novia duradera; no para un ratito nada más y así fue, y yo le dije que sí. ¡Hay Sí! Pensé. Pero después de casados, se iba por ahí a buscar novia. Tenía otras. Sí.
Lo decía con tantísimo sentimiento; hasta me parece oírla platicándome, con su vocecita enredada, hilvanando con dificultad las palabras; pero tan viva. ¡Tan viva! Siento un nudo en la garganta al recordarla.
Y antes de que en mi corazón, se haga un vacío más hondo, más abismal, seguimos con estos recuentos; en el osario, donde reposan todos tus amores y amoríos, yo soy la flor viva, en medio de tanta felonía. De tanta felonía se mueren los corazones sin olvidar, pero olvidados en la inmensa mar de la vida – de esas vidas nuestras.





Cambiando de tema

Cambiando de tema, pasa y sucede que las cucarachas, también sienten y tienen no sé, si, un centímetro , un cierto grado de conciencia, pero lo tienen; todos los animales e insectos y hasta las plagas, lo tienen, ya sea en un grado mayor o en un grado menor.
Es impresionante ver en ellos, no solo, que son seres sintientes, sino también, el hecho mismo de ver, de sentir que allí, habita algo mayor, algo que es inmenso, muy inabarcable, un misterio.
Pero el problemita con esta cucarachas, es que se te meten en todos los rincones, aun en los más impredecibles o menos predecibles. Son una plaga, no es que sean malas, no, es simple, ellas no quieren colonizarnos ¡Las pobres que va! Sino tener como especies de albergues para ellas vivir, sí. ¡Os lo aseguro! Pero se multiplican como arroz y no tienen la manera de planificar no; ¡Jijeé! ¡Ja jajá! ¿Entonces? No, es que es en serio, a mí me da pesar con ellas, pero…
Si no fuera por su enorme capacidad de poner huevos o como sea que se llame. Además habrán ustedes de saber, que estas cucarachas y demás criaturas, tienen un modo, una manera de comunicarse con uno. ¿Una? Jijeé. Sí. todas las criaturas y hasta las plagas, o sea, desde las más paupérrimas, hasta las más sofisticadas , lo hemos de ver y aquí, en este escrito, lo cuento, no tengo pruebas; no, nada, nada más que mis palabras y este relato, nacido, no de una imaginación descomunal; sino de hechos veraces; para ello, van a ver a continuación, los siguiente ejemplos; en cierta ocasión, me paso lo siguiente; un día una cucaracha, estaba buscando mi pasta de dientes y cuando la vi ; ella junto sus antenas principales y se quedó parada sobre las traseras, como suplicando, mientras me miraba, con sus ojos de monstrito triste, fueron unos segundos larguitos; me di cuenta, que lo único que quería, era un poco de mí pasta, un ínfimo granillo de esta; entonces no supe que hacer y la deje ¿ No lo pueden creer verdad ? Pero esto es cierto , tan cierto, como que un día, estaba tratando de exterminar una colonia de cucarachas y habían alrededor de un granito de comida, unas cuantas, tratando de comerlo y una de ellas y este es lo más de conmovedor ; estaba alimentado a una más pequeñitica. Amor materno ¡Ummm! No lo dudo. ¡Que lastima que me dio, semejante situación! Y bueno aquí vamos adelante; puedo dar cuenta, de que estos hechos son absolutamente reales, ocúrreme también lo siguiente ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta! Resulta que una estimada y desestimada cucaracha, de talle medio; me pico mientras levantaba aterrada su cabeza monstruosita y sus patitas delanteras, en un momento en que yo dormía profundamente y eso fue, lo que me quiso decir la cucaracha, cuando me pringo, me pico bien duro en la barriga y se paró en las patas traseras. ¡Vamos! Se lo que estás pensando y estoy de acuerdo; aparte de que las cucarachas son ascosas, o asquerosas, que lo que digo es completamente falso , Ja jajá o a menos, que estuviese loca; en fin… ¡Pero qué le vamos a hacer! Está bien que pienses así. Como tú quieras. No me molesta.
Ellas están en todas partes y hasta se alimentan de nuestras células muertas ¿No? ¿Yo creo?
El caso es que, estaba bien asustada la pobre y me fastidie, ya que me despertó la atrevida. ¿Una cucaracha hablándome?
Sí. Me dijo ¡Despierta! ¡Despierta! Pero bueno, no me lo dijo, con ninguna voz, tan solo fue su acto pequeño, pero noble en verdad. Y cuando ella me pringo, me di perfecta cuenta, que había un enemigo a punto de atacarme. Un monstruo grande y aterrador ¿Lo había? Sí. Pero no os diré, quién era, porque no me lo vais a creer y ahí fue, que experimente un horror tenaz. Eso sucedió, ciertamente en el barrio el zablazo en la casa de doña Bernardina Restrepo, que en paz descanse.
Valga la pena decir, que me las tuve que ver también, con un gusano o gusana ciempiés ; no supe su sexo; jijeé , lo que sí, se, es que estando en mi cocina, yo vi a un gusano ciempiés caminar a toda prisa y venir directo a mí, así que muy asustada, tomé un palo y traté de que saliera, pero este persistía y persistió tanto, tanto, que luchando con mi vara, y a todo granel, finalmente murió. Fue un valiente luchador. ¿Cómo crees que ocurrió eso? Tal como os lo acabo de contar. ¡Jajá!
Coro: A un gusano ciempiés vi, tan de prisa caminar, hacia mí se dirigía y me llene de pavor y lo enfrente, con una rama, la cual él desafió. ¡Ciempiés! ¡Ciempiés! ¡Ciempiés! Gran valiente y luchador gusano, pero una rama al fin lo doblo.
No saben cuánto, no se imaginan cuán valiente fue, y así sucede, que también en cierta ocasión, llego un gato maullando, maullando; buscando a mis gatas y muerta del miedo y adormilada, porque no sabía, que era ese ruido; eran las tres de la mañana ¿Creo? Lo azoté con una correa; un par de veces; si señores y señoras, el miedo nos hacer cosas; el miedo nos impulsa a defendernos y a cometer locuras, NO LE PASO NADA AL GATO, pero le cause dolor al castigarlo ¡Que bruta! Brutalidad sí, esto es posible.
Y el pobre animal, huyo espantado ¿Si. ¿Se imaginan ustedes lo despavorido que estaba?
¿Fui mala por eso? No. Pero si actué no de mala fe; pero si, sin pensar ¡Que lastima por Dios! Pero lo prometo en verdad; esa fue la única vez que golpee, a un pobre animal.
Sucédeme también un hecho en esa casa, fue algo impresionante, con una enorme rata que se entró, en busca de comida seguramente; la amenacé con un palo de escoba, tenía yo miedo, mucho. Pero más lo tenía la pobre, que de inmediato, junto sus manitas delanteras y suplico, la pobre suplico; pero al verla mi perro, también del susto, la agarró y le dio tremendo sacudón; la verdad, no me dio tiempo, de asimilar tal hecho; y la pobre ratita murió suplicando por su vida. Siempre la recordaré. ¿Fue cobarde? No. Lo que sí es seguro, es que tendría, por lo menos, una camada de ratitas muertas de hambre, esperándola. Heme aquí, que confieso mis crímenes, ante el supremo hacedor, pero también me doy cuenta, que la dialéctica del alma, es un camino que nos va llevando; nos va llevando y al hacerlo, nos va mostrando las cosas; para la muestra un botón; eso de la tal, pandemia o pandemonio. Bueno y así las cosas, que montón de cosas. Sigo murmurando en voz bajita. Aunque a veces grito, no lo dudéis; gritoooo.

Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright NARRACIONES.


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