lunes, 28 de septiembre de 2020

La Mamá Género Novela Parte 4 La escena de la mujer






La Mamá 

Género Novela  

Parte 4

La escena de la mujer

Entonces esa escena de una mujer ensimismada en la pena, que jamás podré arrancar de mí, pelando papas y habían costales con mazorcas, en esa casa en donde adentro se gestaban tantos dolores, y lo curioso es que, para una mujer que había tenido tantos hijos, siendo yo la última, la niña, solo permaneciéramos ella y yo, dado que sus otros hijos deberían estar pequeños ¿Porque no había nadie más? ¿Y si esa mujer de cabello largo no fuera María Rosa sino otra? ¿Y si ese dolor tan hondo, no se debiera a la ausencia de un ser amado, sino a una decisión terrible que por alguna razón que desconozco, tuviera que tomar?

Puede ser, que dado al sufrimiento que ya grande, veía en la mamá y por el abandono de Oyacot; yo tuviese la falsa percepción de que en esos momentos sufría por el esposo; pero no, era quizá otra la razón de ese espantoso dolor, por eso, la niñita trataba de alegrarla, de mostrarle que si se quedaba con ella, con su hijita iba a ser muy feliz.

De pronto, recuerdo a otro niño quizá, pero tal vez, era un visitante, un vecino. Dado que allí iban mujeres, vecinas.

Entonces fue en esa casa, en donde a meses, di mis primeros pasos.

Estaba en el balcón y al verla así; me puse de pie y me fui hacia la sala, en donde estaba sentada pelando las papas y rodeada de costales y mazorcas, llena de angustia.

Hace alrededor de un tiempo Racasor un hermano; cuando aún podía hacerlo, me etiquetó en una foto, se trata de una casa de chambranas, de un segundo piso y abajo se ve la carretera, por donde pasan los carros.

La casa está pintada de otro color, pero estoy casi segura, que es la misma, en donde aquella mujer vivía con su hijita.

Lo supe ahora, en la medida que se descuelgan las memorias.

Y es posible que la carretera ahora pavimentada; fuera el patio polvoriento, en que jugaban varios niños y en donde avergonzaron por primera vez a esa niñita.

Lo curioso también, es que, es posible que al Ortab fuera después.

Mi madrecita me reclamaba, cuando aún vivía, que yo me había ido con esas dos mujeres de tierra caliente, eso fue en el Ortab y si recuerdo, que ellas fueron por mí, me llevaron en un bus y me preguntaban que montón de cosas, no sé qué preguntas eran; pero no tengo más recuerdos de esas dos mujeres, al menos no, en ese tiempo.

Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright


 

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