lunes, 28 de septiembre de 2020

Parte 5 Conversando con mi mamá



La mamá 

Género novela


       Parte 5  

                                Conversando  con  mi  mamá  

¿FANTASIA O REALIDAD?

Con el tiempo  estando yo grandotota, subí al segundo piso  a saludarla y al verme,  me dijo ¿Viniste?  ¿Si, y usted Cómo está?   La miré   fijamente,  para ver si se acordaba de mí y le pregunté  ¿Quién soy?  Respondió de inmediato; una muchacha, una muchachota; una muchachota   muy querida.   Dice,  y continúa  con  su  voz de niñita.

Se mantenía  conmigo, estaba comenzado a balbucear  y a gatear,  y así,  se iba para donde mí, me quería  a mí, me buscaba  más  que a la  mamá.    Yo la crie a usted; ¿Si? Y me la  robé,   y me vine para acá y me la traje;  lejos de esas mujeres, que  a cada rato me la quitaban; me la arrebataban de las manos.

¡Preste la niña!  Que no fue  a usted   a la que se la regalaron ¿Quiénes eran? Yo no  sé;  ya no me acuerdo, eran unas mujeres de la tierra caliente ¿Era  la Raivel? Sí,  yo creo, ella y la mamá.  Viendo que fue a mí que me la regalaron.  Pero ellas la tuvieron  y me la devolvieron ¿Y qué porque?  Esa niña llora mucho, y por eso,  no,  nos gusta,  es muy llorona. Pero si la niña llora,  es por alguna razón;  yo  si la quiero y  dejo que llore. 

  ¿Quién  fue la primera que se la regalo? Era un mujercita delgadita,  de la tierra caliente, de eso, sí,  me acuerdo,  yo patentico  ¿Si? ¿Y cómo se llamaba?  Yo no sé,  no me acuerdo  y  la quería  yo tanto, tanto a la niña, me mantenía  cargándola a toda hora,  estaba de brazos,  cuando yo  la cargaba.  ¿Qué se hizo la niña? Me mira fijamente, yo no sé, me la volvieron a quitar:   se queda pensando unos segundos, vuelve a mirarme   y me dice  ¡Sos vos!   Yo te crie a vos.  A bueno,  entonces que mi Dios se lo  pague,  por todo;  le dije abrazándola y como no,  si era tan tiernita. 

Entonteces respondió,   pero no era por eso;  sino porque,  es que yo,  la quería  tanto y tanto y  me daba mucho pesar de la niña,  iba de mano en mano, la tuvo mucha gente; esa mujer se la había llevado, hasta que  un día me volvió a decir ella  ¿Quién?   La mujercita  esa,  de  la tierra caliente, esa que me la regalo   ¿Usted quiere a la niña?   Si  es con usted,  yo si  la dejo;  a pues,    me   la vuelve a dar,  yo me quedo con ella y entonces  miró  a la niña y le preguntó  ¿Usted se quiere quedar con ella?  Y la niña movió  la cabeza y dijo que sí.

 Entonces ella  me la entregó  de nuevo   ¿Bueno y  porque fue  que  se  la regalo?  Ella vivía muy lejos, muy lejos,  en la tierra caliente  y me dijo, yo soy  muy andariega, yo ando mucho y con la niña no puedo. 

Entonces esas mujeres  ¿Quiénes? Pues esas dos, la mamá  y la hija;  me veían  con la niña y me la arrebataban  de las manos y me vine más bien,  y me traje a la niña, o mande por ella;  para que no me molestaran  tanto. Pero voz  te fuiste y no quisiste estar  conmigo, porque esas mujeres te decían,  que yo no era la  mamá    tuya.   Y no quisiste   volver al pueblo conmigo; porque todo el mundo,  me preguntaba  ¿Quién es esa niña?  Y yo les  decía,  es mía.  Y te decían  que yo no era tu mamá,  la gente es mala, no les crea  nada.

 Yo te crie   a vos,   y  te enseñe muchas cosas  y a lo que te vieron  grandecita y avispa dita  me la querían quitar otra vez esas dos.  Entonces,  yo me les  perdí a esas mujeres, me vine con voz.   Y ya nunca más las volví a ver.

  Pero era que yo,  quería mucho, tanto,  tanto a la  niña. La quería mucho.  ¿Pero  la que se la regaló   vivía  a  dónde?   ¿O  quiénes eran?  ¿Era un vecino o una vecina?

Si. Contesto y   dijo  y me repitió,  lo que ya sabía; lo que ya me había dicho  una y otra vez.  

Yo no sé porque la quería yo tanto, sin ser mía, hasta que  dije no, yo no voy a cogerla más

Es verdad no es mía. ¿Qué se hizo la niña entonces? Yo no sé, yo no volví  a saber de vos. La verdad,  estuve demasiado tiempo lejos de casa.  

Un mes después; un día 23 de noviembre subí a verla y le dije  hola mamá  ¿Cómo amaneció?

Con mucho frio, que frio hace aquí en esta sala ¿Tiene frio?  Sí ¿Y bueno cuantos hijos tuvo usted?  No me acuerdo,  todo eso, mi familia,  quedo atrás…  ¿Usted tuvo 11 hijos?  No sé, no me acuerdo ya. (Ella tenía  en este momento  99 años, en diciembre cumple los 100)   ¿Y quién es ese  fulano  que acabo de entrar? Un hijo mío y quien es perana;  una hija mía  y así; con decir sus nombres se acordó que eran sus hijos ¿Y quién soy yo?  No  me acuerdo. Dijo con un gesto de cansancio.  

En eso un hijo de ella, otro, llamado  Gorodril    llegó,  y de inmediato lo  reconoció

 ¡A quiubo fulano!

¿Se vino de la casa y se quedó aquí?

 Me quedé  aquí,   jejje, si  aquí he vivido  siempre, luego se va, entonces   vuelvo a platicar con ella.

¿Bueno y al fin quien soy yo?  Yo no sé,  no me acuerdo, yo solo sé,  que quería mucho una niña, era hija de una vecina; de unos vecinos, pero desde que amanecía se iba  para mi casa, nos manteníamos juntas  y nos íbamos para el parque los días de fiesta y los domingos, era una niña caminadora  ¿Y que se hizo esa niña? Yo no sé, se la llevaron; yo me tenía que venir  para Medellín y ella se puso a llorar, y yo lloré  mucho.  La quería tanto, tanto y yo lloré   mucho por vos.

 Así que,  se quedó mirándome.  Se la llevaron, es que ellos  se iban  a ir lejos, muy lejos  ¿Y eso para dónde?    Todo eso,  se me olvido. No me acuerdo.

Le repito la pregunta ¿Y que se hizo la niña? Aquí,  volteó  la cabecita hacia mí y se me quedó  mirando, con una mirada tan intensa, me miró  directamente a los ojos,  por unos segundos, sus ojitos de mamá  linda;  brillaron  y un poquitín picaresca, sin apartarlos de los míos, me enfrentó,  me encaró   directamente;  me dijo, me  la traje, me la robé, porque  la quería mucho y ella a mí, ella lloraba mucho por mí y era como una hija mía; desde temprano se iba para mi casa  a buscarme y le tenían que pegar,  para que  se fuera con ellos, porque le rogaban mucho y ella no quería irse, siempre era así.   Y sos vos. 


Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright

 


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