viernes, 26 de junio de 2015

CAPITULO XLVI VERÓNICA (46)







                                                        CAPITULO XLVI
                                                                (46 )
                                                            VERÓNICA
Y al medio día, cuando el sol, se había puesto sobre lo alto y descendía, sobre la ciudad, resquebrajando los rostros de las gentes; una atmósfera incipiente y enrarecida, hacía, que una tristeza sin fin, se instalara dentro del pecho de Verónica, que permanecía sola, con las cortinas cerradas y la puerta entreabierta; como Natalia sabía el caos, por el cual, estaba atravesando la mamá, pidió permiso en el trabajo, casi, que no me lo dan, decía; mamá no durmió anoche, lo sé, y es por culpa de esa mujer, de esa Amanda; dijo comentando con Antonio; ojalá y no volviera nunca más, dijo esté último.
Natalia se levantó de la sala y se dirigió hacía el cuarto de su mamá; ¡ay!, yo no puedo creer, que con esté sol que está haciendo, vos estés encerrada, ¿qué pasa mamá?
No, no es nada hija, es tan sólo, que no me siento bien, ¿pero qué haces en casa tan temprano?; noo; lo que pasa es que me dejaron salir, ¿mira si quieres llamo al médico? ¿Medico? , no, ¿y para qué?; no.
Se que anoche no dormiste bien, por estar pensando en esa Amanda, déjala que haga, lo que se le venga en gana, ¡total! esa es una gamina; no creo que debas hablar así, además creo, que  pudo pasarle algo, lo sé, lo presiento. Al decir esto, se le hizo un nudo en la garganta.
Pareció de pronto, que había encanecido años; Natalia sintió pena también; pero siguió adelante ¿Ya se te olvido qué Antonio el otro día la vio? al decir esto, se detuvo avergonzada ¿La vio qué? casi gritó exaltada Verónica; besándose con otra mujer ¿Y eso qué? Es mí hija y yo la amo, la amo y la acepto como es; vete, ¿pero mamá?; pero nada, ¿es qué no te das cuenta? ¿De que? de qué no es más qué una asquerosa y esas mujeres así, son un caso aparte. Mira Natalia; puede que tu seas la manda más,  en esta casa; pero eso no te da derecho a hablar así de mi hija; se que no la quieres, que nunca la has querido…
Además, he leído su diario y ella ha estado enamorada siempre, de ese muchacho Juan David; dijo sollozando y apretando la voz, para no desfogarse en su rabia, su impotencia; creo que ese es su nombre, y es solo que él, se enamoro de otra y la dejo…
Verónica, sintió que el corazón se le partía, no era fácil aceptar, que Amanda no estuviera y que la calumniaran así, pero era aún más difícil escuchar a Natalia, expresarse de ese modo. Mira Natalia, yo lo siento mucho; pero si viniste hasta aquí, tan sólo, para hablar en esa forma de tú hermana, es mejor que regreses a tú trabajo.
Natalia, se contuvo y en un repentino arrebato de remordimiento, le dijo; ¡perdón!, ¡perdóname mamá!; entonces en esos momentos, Antonio, empujó la puerta, como una tromba; ¿Qué pasa? ¡Sí ve!, ¡sí ve!, yo tenía razón, esa Amanda era una depravada, ya, y, y, y, ya hasta, en la televisión la mostraron.
Verónica palideció y luego se dejó caer sobre la cama, llevó sus manos hasta el pecho y se quedó así, por unos segundos; pero de inmediato, se puso de pié, pasando por en medio de sus hijos; llegó hasta la sala y alcanzó a escuchar lo ultimo; muere mujer, que participaba de una orgía, en un barrio céntrico de Medellín; la mujer, que al parecer se encontraba drogada, fue muerta por otra ,que le disparó, asegurando que fue en defensa propia; esta última versión, está respaldada por el mayor del ejército que …
No espero más y se dirigió a su habitación, temblorosa, abrió el closet y sacó una falda de color gris y la combinó con una blusa de color oscuro.
Natalia, que lo había escuchado todo, la seguía con tristeza, más por su madre, que por su hermana y veía impotente, aquella extraña reacción. Verónica se sentó frente al tocador y se pintó los labios de un color rojo, una y otra vez, se pintaba, Natalia se estrujaba las manos nerviosa.
Ya luego Verónica, se limpió los labios y se desató en llanto; mamá yo, pronuncio Natalia y se le acercó para acariciarle la cabeza ¡No me toques!
Vas a decirme, qué además de ser una asquerosa ¿Era también una depravada?
Su llanto, se desató aún más; Natalia permaneció de pié, en silencio, entonces Verónica, al ver que era inútil esperar, a que está se fuera, se levantó y se secó las lágrimas; la otra dijo, también era mí hermana; Verónica no respondió.
Cogió su cartera y salió; voy contigo mamá, haz como quieras, no obstante Natalia la siguió. Al pasar por la sala, Verónica no determinó a Antonio, que se encontraba absortó viendo una película.
Pero al llegar a la puerta de salida, volvió la cabeza y dijo en voz alta; Antonio, de ahora en adelante, si quieres comer; tendrás que ganarte la comida y sin darle tiempo a responder, salió con premura. Natalia buscó apresurada su bolso y salió tras de ella; está, estaba a punto de montarse a un taxi, espera, espérame mamá y apenas, si pudo subirse.
A la estación de policía por favor ¿A cuál? Tome, está es la dirección; Natalia le dijo ¿No fuiste demasiado dura con él?; ella frunció el entrecejo, pero respondió; estoy vieja hija, pero no tanto, como para no cambiar, mí manera de pensar, sí lo hubiera hecho antes, no habría dejado que Amanda se fuera de la casa y quizá ella no…Su voz se rasgó en el aire y ya no hablaron más.
Mientras tanto Antonio, escuchó sonar el timbre y se levantó, dirigiéndose para abrir la puerta, era Darío, ¡hola hermano!; a hola Darío; ¿cómo le va?, bien, ¿pero qué lo trae por aquí? he venido en busca de doña Verónica; no, ella no está, pero si quiere éntrese hermano; bueno está bien, la noticia que le traigo es bastante delicada.
¿Qué será hermano?; es una pena, que su mamá no esté, yo pensaba decírselo a ella; ¡a! no, pero si es por lo de Amanda, ella ya lo sabe; justo en estos momentos, acaba, de salir para el comando de la policía.
Darío se quedó pensativo, ¿bueno a usted le costa, qué yo lo intenté? le advertí, que si no se convertía, podría terminar mal. Sí, no, yo sé, que usted lo hizo bien; sí, y es que la biblia lo dice muy claro, que esas mujeres así, no entraran al reino de los cielos; fíjese hermano y hasta drogadicta resultó; y e, e, era, era dizque católica, dijo Antonio salivando; no es que, a esas gentes, tampoco les vale de nada lo que hacen; a mí me da pena con usted, porque era su hermana; media hermana; pero usted no tiene la culpa de nada, porque usted, si es un buen cristiano, lee la biblia y va a los cultos. No, es que desde que yo me pase, para la iglesia, he cambiado mucho; sí, eso veo hermano, lo felicito.
Darío carraspeo un poco y luego dijo; no, es que esos católicos no me convencen para nada; aunque, en lo que si estoy de acuerdo, es que estos también atacan a las mujeres como ella y a los maricas.
P, p, pero bueno, cada quien recibe lo que se merece; eso si, es así, hermano, por pecadora, es que Dios, la castigo. Sí, yo, por eso, no me puse, a ir por allá, con mí mamá; en su lugar, tampoco habría ido, ¿de verdad? Sí hermano.
Bueno eso es un consuelo, porque es que yo, en está casa, me siento muy sólo, a mí nadie me comprende, pues, deberían, ya que usted es el único hombre, que vive aquí, sí, es qué a mí, nunca, pero nuncaaaa, en la vida, me han comprendido; ¿si quiere vengo con más frecuencia? Así podremos leer la biblia.
Antonio se quedó callado y pensó; si esté hermano viene más seguido, se puede dar cuenta, que estoy saliendo con Libia y como es casada, le puede ir con el cuento al pastor; entonces respondió; no, a mí, si me gusta, pero es mejor evitar problemas con mí mamá; a bueno; ya por eso hermano; entonces me voy, porque tengo que buscar al pastor Adrián, para comentarle lo de su hermana; bueno, si, yo le agradezco mucho, que esté muy bien.
¡Ring! ¡Ring! ¡Hay no! están timbrando otra vez, venga yo lo acompañó y por hay derecho abro, ¡he quiubo parce! ; llegue yo, y sin más, el recién llegado se entró con brusquedad.
¡Hey parce! ¿y en dónde está la abuela qué no la veo?; no, ella se fue hace rato. ¿Y en dónde están sus papás? Se fueron para el centro, para averiguar, lo de la tía, ¿y es qué cuando llegaron pues?, esta mañana y es que mí mamá le insistió mucho a mí papá, para que viniéramos; ¿y eso porqué? no parce, pura conveniencia, porque quería hablar con un pastor de esos.
Con la boca abierta, permanecía Darío, alelado, mirando al que hablaba, que era un joven, de no más, de dieciocho años; de repente, Jonatán, que así se llamaba, se dio cuenta de la intromisión y dijo, ¿ve y esté parce qué? ¡A!, no, él es un hermano de la iglesia; mucho gusto joven, pero esté lo miró desdeñoso, entonces Darío dijo, ya me voy y se alejó de prisa.
¡Haber parce!, dijo Jonatán, empujando a Antonio, para entrar, que tengo tremenda polvareda y siguió derecho, pasando por la sala, hacía la cocina; había allí, una vieja grabadora, la que prendió enseguida, sintonizando una emisora de música rap; o, o, oíste Jonatán ¿Qué es una polvareda? Una polvareda parce, ¡hay no me friegue la vida!, ¿no ve qué me estoy muriendo de hambre? y enseguida, mientras abría la nevera, para buscar que comer, se puso a cantar, la siguiente canción, la que sonaba en la radio;
y la canción ya se había acabado, entonces comenzó otra, titulo:
El TRAIDOR
Jesús estaba cenando, los discípulos están aterrados, va diciendo uno, con muy fuerte voz; yo nunca seré un traidor. Judas, no digas mentiras, que tu sabes bien, porque tú, me venderás mil veces, y hasta mas; cambiaras el reino por unas cuantas monedas de oro y antes de que te ahorques; el diablo te cegara, y hará que la cagues; sin dudas, el que me venderá, se conozca como a judas.
El discípulo se para y corre a la mesa; Jesús con el rostro contra el suelo, reza; el traidor que llega, y la soldadesca aparece y uno de los amados, saca la espada y corta un oreja; impulsivo se avienta.




Antonio le dice, bájale volumen a eso; ¡qué va parce!; Antonio, vuelve y dice; y, y, ya e,e,e,esta haciendo mucha hambre; mientras tanto Jonatán, había sacado varios huevos y se disponía a poner la cacerola y la canción ya se había acabado, entonces comenzó otra, titulo:
GAS LETAL
Llegue por la izquierda, del ojo derecho, directo al cerebelo, apuntando, haciendo mis cálculos, corriendo por tú mente, el peligroso gas , sutil; rap conmigo es. Lo que yo soy, soy pura sutileza, me desplazo como plaga y tu no te das cuenta y cuando me ves, ya soy pus y estas hecho una mierda. Hago cantar hasta a un sordo; canta un sordo y un ciego juntos; mí veneno, es mas peligroso que el gas; ya se te metió por la nariz, llenando toda la casa. Esa es la basura, que acostumbro llevar a tu cerebro, como va directo a tus pulmones; tos; tos; es más fácil, con droga, todo es mas fácil ¿y después como sales?
¿Ay? hágame esa parce; sediento pasas y no pasas por el pensamiento; miento... Y entre mas miento, mas me la crees.
En tanto, me caliento, de calentura me muero y nada me sacia socio, parce...
Aquí Jonatán, le subió volumen y la música retumbó, llenando toda la casa.
Luego, el aceite subía y los huevos retumbaban por aquí y por allá, al fin, la nevera quedó desierta, ¡que el queso!, ¡que las arepas!, en fin.
Ya una vez saciada, la polvareda de Jonatán y ahitó el estómago de Antonio, esté ultimo dijo; parce vamos a cambiar de emisora, Jonatán, no tenía ganas de cambiar, pero pensó; de esté parce, voy a necesitar, que me preste, unos buenos pesos, más tarde.
Al fin, Antonio, encontró una que le gustó, y era está la canción que sonaba; "siempre ha sido el sombrero cordobés" Muy conocida en la radio e interpretada por Juan Legido. Y ya luego, bailaron al son de las canciones y claro; Jonatán, se encerró en el baño, para echarse otra polvareda y así, en esa celebración, se les fue el resto de tarde que quedaba.


[1] Canción El Sombrero Cordobés interpretada por Juan Legido.
BEATRIZ ELENA MORALES ESTRADA
RADICACIÔN DE ENTRADA 1-2010-26128 Colombia     



No hay comentarios:

Publicar un comentario