martes, 17 de marzo de 2015

ACERCA DE LO QUE NO SE SABE CAPITULO IX






                                                    ACERCA DE LO QUE NO SE SABE 

                                                                  capitulo IX

Sara Lucía, que de joven había sido hermosa y aún ahora lo era, su cabello antaño rubio, con ondulaciones y que ahora le caía corto sobre sus hombros y se extendía como una mantilla sobre su cabeza, de frente amplia y de ojos intensos, suspiró con embeleso, y siguió leyendo como si, esa laboriosa tarea, le posibilitara la lejanía de ese oscuro cenit, que  ahora veía cernírsele, como un último vestigio de su aliento.
Creo, que me he preocupado más de la cuenta por esa afirmación de Amanda, acerca de que Dios es la forma perfecta de la materia, eso fue lo que me dije ese día y entonces resolví llamarla; así que nos encontrábamos ahora caminando por la playa, una avenida sembrada de carros y de humo; estoy muy interesada en saber, ¿Cómo es eso qué tú escribiste, acerca de que Dios es capaz de trascender todos y cada uno de los espacios de la materia?
Veraz, soy consiente de las contradicciones que se dan en algunas cosas que decimos; pero lo escribiste; peor todavía, porque así se ahonda más, en aquello que parece que formara una hueco en el pensamiento.
Pero primero, tratemos de develar juntas querida amiga, alguna concepción acerca de lo que deberíamos saber sobre Dios; por suerte para mí, tú eres una persona que puede instruirme y me serás de gran ayuda, ¿acaso te burlas de mí? para nada, al contrario, estimo en mucho tus conocimientos Sara Lucía.
Veo, que al hacerme una pregunta a mí, te la haces a ti misma; lo hago porque es bueno indagar; ¡que bien!, ya que cada vez que uno, entra en esté tipo de asuntos, se mete en un terreno, que obliga a abrir un poco más la mente y de llevar el pensamiento a un lugar poco común; tratemos de retomar el asunto Sara Lucía, Dios es un espíritu puro, increado, de eso no me cabe la menor duda.
Mientras estas hablaban, las infraestructuras doradas y los sauces delicados, se desprendían como hojas devoradas por el viento,  las novedades seguían intrigando al mundo, pero mí sed de Infinito se perpetuaba en el asombro, de una noche constelada, de una sola noche.
¿Ahora bien, si es espíritu, cómo puede ser materia? Bueno, llamamos materia a todo lo que nos rodea, no sólo a aquellos elementos, de los que está hecho el mundo, como el plasma, en sus diferentes estados, los sólidos, los pesados; mejor dicho, a estas alturas yo no estaba muy segura de lo que decía, pero proseguí, es todo aquello, que se halla contenido dentro del universo.
Entonces ella dijo, pero es posible que sean también aquellas cosas, que perteneciendo al orden supremo del pensamiento, se hacen tangibles, tocables y que a su vez las percibimos por medio de los sentidos, incluso de los que no vemos; me reí, ¿Qué ocurrencia es esa?, a propósito somos demasiado aburridas ¿No crees?, le dije, me respondió; lo creo y no lo creo, pero por fortuna no tengo bigotes. Vaya, dije y volví a reírme; se me ocurre una cosa; dijo; ¿Nuestro pensamiento es abstracto, no cierto? Sí eso creo, ¡pero ni se te ocurra preguntarme que fue primero, el huevo o la gallina!
Bueno, tendríamos que pedirle a un sobrio teórico, que nos explique éste asunto, pero nos interesa, tan sólo, Sara Lucía, el tratar de entender la pregunta a una afirmación mal planteada; pero que tal, sí, admitimos que Dios al ser espíritu, es también pensamiento; entonces seriamos partidarias de que Dios ha creado el mundo;  ¿pero tratas de decirme, de qué hay, algo de material en el pensamiento? eso es lo que creo, o al menos al provenir del espíritu éste se hace materia tangible.
Hay algo más, el fuego, ¿Qué piensas del fuego?; creo que no hay nada, más inmaterial e intangible que éste; con eso, me haces pensar en el Lenguaje, que por más abstracto que sea, se hace tangible, tocable en las palabras que se hallan escritas; estas palabras cobran vida cuando nos rozamos con ellas y no sólo en los libros Sara Lucía. Todo en el universo tiene un lenguaje, sí, y este cobra vida, cuando algún otro se acerca y lo descubre; igual sucede, cuando las mariposillas se acercan a la luz, o como cuando ciertos pajaritos  se acercan a las flores, si, es todo un proceso de polinización.
Es cierto lo que me dices, cuando hallamos las palabras, o ellas a nosotros, estas cobran un nuevo significante; ¿lo dices porqué cobran vida, Amanda? Es que las cosas se descubren cuando nos sentimos tocados por ellas.
¿Ellas nos tocan o nosotros las tocamos?, ¿Qué me dices tú? Que me la pones difícil querida Sara Lucía; pero diría que en todo caso, el humano es el sujeto pensante y por lo tanto no es ajeno al roce de las cosas; ¿lo qué quieres decir es qué somos nosotros quienes las tocamos? Si así es.
En cuanto a Dios, creo que no deberíamos olvidar el poder del espíritu sobre la materia; de éste como tal, sin su fuerza, sin su poder sobre las cosas, quizá estas no se darían y aunque es difícil para algunos verlo, está dentro de esa gestación de la vida misma.
Él tiene el designio, cuyo lenguaje se halla escrito en el árbol de la vida; pero ese árbol, querida Amanda, se encuentra situado en medio del paraíso; así es y su lectura es todo el libro abierto de la naturaleza, también allí están escritos nuestros procesos.
¿Bueno, pero dime, aquello qué originó todo esto, se pierde o continua ahí? Para nada, sigue siendo su esencia, su sustancia; sigue siendo uno y lo mismo, Sara Lucía y cuando el espíritu, que también puede hacerse pensamiento, puebla al mundo, lo habita, lo llena de formas creadas y vueltas a recriar se hace participe de los fenómenos y diferentes circunstancias que rodean nuestra existencia y la existencia del mundo.
¿Entonces, es el espíritu el qué enriquece nuestras vidas?; sí supongo, y no cualquier espíritu, es el espíritu que estaba en medio de las aguas y que continua allí, por los siglos de los siglos.
¡No, a ver, si logro entenderte!, ¿estamos diciendo qué Dios cómo espíritu, vive en cada uno de nosotros? Sí por supuesto, se trata de captarlo en los diferentes grados de la conciencia, que pueblan nuestra mente; ¿a ver, lo qué me estas diciendo?, ¿es qué, el mismo, experimenta esos fenómenos existenciales? Sí, ya te lo dije, de un modo particular y general.
Con razón las gentes, nos dicen que estamos locas; ¡Ba! no les hagas caso, Sara Lucía, si lo dicen, es porque no tienen la capacidad de indagar; pero lo que si creo, es que es posible que pequemos de ingenuas; ¿Por qué? Bueno, pues, porque alguien con una capacidad más grande que la nuestra, nos podría decir; ¿De modo qué usted piensa qué el hombre es Dios?; ¿qué le responderías?
Después de quedarse unos segundos callada, respondió; Pues no sé, quizás que el hombre es lo que tiene que ser, o llegar a ser; pero en todo caso no es Dios ¿y nuestra temporalidad y nuestra decadencia?; bueno, eso fue lo que sucedió cuando desobedecimos a lo asignado; Amanda suspiró, hemos estado caminando bastante; ¿Qué tal, si buscamos un lugar en dónde sentarnos? Sí, tienes razón, porque ahora, ya ha comenzado a llover y la ciudad se hace niebla; ¿Sara Lucía no crees qué sea bueno, qué el ser humano, quiera dejar de vivir cómo un perro y aceptara vivir cómo un hombre? Según tus palabras, ¿querrás decir, estar en armonía con todo aquello, qué siendo uno, está dentro de nosotros? No me respondió sólo se limitó a sonreír
Pero entonces yo si le respondí; sí, creo que sería genial; pero o yo no te sigo o soy muy lenta, ¿Eso qué tiene qué ver con lo tratado? ¡Mira, ve!, ¡allá veo unas cafeterías!; ella, carraspeo con tristeza; ni modo, no quedan sino esos lugares y no son lo suficientemente adecuados para conversar. Tal vez aquella dije; vamos pues; al llegar nos sentamos y pedimos sendos cafés, encendí un cigarrillo y ella prosiguió;  lo que te estoy tratando de decir, entre otras cosas, es que existe una fenomenología del espíritu, la cual se allá adscrita a una cadena de sucesos e insusesos.
Éstos pueden ser circunstanciales y en algunos casos providenciales. ¿Eso quiere decir qué no todo está escrito? no mujer, para nada, nos reescribimos es en la medida que se desenvuelve nuestro destino.
Dios es un  verdadero creador, no toma lo de los demás, ni siquiera una frase, ni una palabra, no es un imitador, y es  un bacán, nos permite que lo escribamos, que lo vivamos; ¿y qué es eso de insusesos? entiendo que eso puede ser lo que aún no se ha desarrollado; pero que por supuesto ésta hay. ¡Aja! lo que aún no hemos vivido; y hasta quizás nuestros infortunios.
Y aunque Dios permanece en si, como una entidad independiente, también permanece dentro de la conciencia del hombre, es tan sólo, que éste, se niega a reconocerlo; pero es evidente que el ser Humano es parte del Dios vivo. ¿Por qué dices vivo?: es claro, Dios está vivo, abierto a la vida; en cada día o en cada noche la aurora da cuenta de él, y su corazón late; por lo demás, cuando uno deja de ser, está muerto.
¿Según esto, Dios se halla oculto dentro de la conciencia del hombre? Pero sólo esta allí, esperando a que lo descubras, y si esto te llegara a parecer demasiado gracioso, debo añadir aún, una cosa; fíjate que, dentro del cerebro se halla oculto, más no invisible, algo que podría dar cuenta de ese origen nuestro. ¿Querrás decir, de nuestra divinidad? Di como quieras, pero no te olvides de darle su lugar, lo que a él le corresponde; mira amanda hay algo, que me tiene confundida ¿será qué conciencia y lo uno, son la misma cosa?  Sólo dijo  ¡um!
Suspiré y pensé, no cabe duda de que la verdad sólo se vive en nuestro ser íntimo, pareciera ser, que las palabras son demasiado engorrosas para explicarlas; las palabras si y no sólo por eso; respondió ella, como si adivinara mis pensamientos, ¿Bueno y porqué más podría ser? Las palabras son necesarias, pero si hiciéramos silencio, quizá hasta descubriríamos al ser, que es el mismo verbo, que está entre nosotros; y que se hizo carne agregué.
Fue en ese instante, que pasaron unos hombres y nos dijeron; ¡mona linda, ángel caído, el edén está mejor sin ti! ; Más el otro agregó; me gusta más la morena, es casi como un sol quemado, en el oasis de algún desierto; entonces agregaron ¿no necesitan a un hombre qué las acompañe? ¡Va!, dije, la suficiencia de unos, es demostración segura, de que algunos seres humanos, jamás reconocerán, que existen algunas cosas, que están más allá de la simple apreciación física.
Sin embargo me estremecí, ya que recordé, en otras acciones humanas; nuestro parecido con el mono; igual, son nuestros primos hermanos ¿no? Ella prosiguió, por lo demás, Sara Lucía, el hombre, aunque creyente, es un ser habituado a los rituales, que ejecuta, casi de una manera mecánica. No obstante los rituales nos abren el camino, hacia percepciones de la memoria que son aberturas al plano de lo espiritual; ¡aja!
Sí, pero volvamos a lo anterior, ¿según tú, Dios subyace  dentro del ser humano? sí, dijo, esto es que su espíritu se halla latente en cada uno de nosotros, pero  como algo recóndito, aún no develado, no puesto al descubierto.
Me quedé pensando un rato y dije, deben de haber muchas contradicciones en lo que hemos estado hablando; supongo que las hay; pero también hay algo así de sencillito; sí, ¿y qué es? Mira, todas estas palabras sobran, humo son, miremos la simplicidad, de las cosas, sentir alguna mañana el sol, aún no penetrante, deslizarse por tú piel, eso, eso no tiene precio, y en ese calor cito, allí está él.
Sin darle crédito, aseveré, no, pero ahora yo prefiero está forma de pensar e insisto, ¡haber! , el hombre pareciera ser, que es incapaz de discernir acerca de lo que es; bueno Sara Lucía, no hay nada nuevo, en lo que estamos hablando aquí, estar en el mundo, acarrea muchos problemas, es decir, produce muchas cosas, ires y venires, que se traducen en nuestras experiencias personales o, a la inversa, pero de lo que no podemos olvidarnos es de quitarnos el velo que tenemos delante de los ojos; e ir un poco más allá. Con la boca abierta como un asombro sólo dije  ¿Pero…?
Después de un silencio agregué, ¿entonces lo qué tratas de decir, es qué no sólo mediante el discernimiento y la razón podemos descubrir lo qué somos? ¿Sino también, en la simple gota de lluvia qué moja nuestras cabezas? ¿Y qué somos Amanda? Y sin esperar a que ella me respondiera, continúe, somos espíritus incorporados, a estos cuerpos; sí, y el espíritu de Dios, se mueve y va a donde quiere y como quiere; respondió.
Entonces le dije, aún me sigue inquietando algo ¿Cómo trasciende Dios el mundo de las formas? eso tiene que ver, mucho con la vida y con las experiencias que tenemos, mejor dicho, con la forma en que nos apropiamos de ellas. De otro lado el hombre tiene que elevarse desde sus yoidades más primarias hasta su intuición más cercana a lo qué es: ¿a lo qué es?
Sí, mira, pareciera ser, que tú llegas hasta el borde de un abismo y desde hay miras hacía abajo ¿Bueno y uno qué hace hay, en esos momentos? No lo sé, lo que hagas, depende de ti, de lo que hayas vivido, y de la forma en que esas experiencias hayan sido asimiladas.
Saboreé de nuevo el café, antes de que éste, terminara por enfriarse y pensé en el sonido de las olas, me fue difícil escucharlas, de nuevo insistí; pero aún, esto no resuelve nuestra pregunta Amanda;  ¿Cómo es eso de qué Dios trasciende todos los espacios de la materia?  Mira, a Dios lo conocemos y lo amamos cuando, lo sentimos dentro de nosotros; no, me estas evadiendo o no sabes la respuesta; es posible, pero mira, él surge de nosotros, de nuestras entrañas sale, porque siempre ha estado allí.
Pero también se dice, que para llegar a Dios, al que también llamamos nuestro padre, es nuestro padre, debemos devengar en el hijo, dar a luz al hijo; ¿sí, y eso qué tiene qué ver? al escuchar el sonido de mí voz, me sentí como una idiota.
Pues que uno, no puede conocer al padre, sino tiene al hijo. ¿Así de sencillo?  Agregué enojada, ¿pero bueno Amanda, esto tendría qué ver, con una humanización de Dios?  , en efecto, nos vamos humanizando en la medida en que lo conocemos, lo descubrimos y su divinidad se va despertando en nosotros.
Amanda que no era extrovertida, se rió, pero su sonrisa, aunque franca, se esfumó tan rápido, al igual que se esfuman las nubes, en un cielo despejado y se convierten en suaves copos de algodón y quizás hasta en tormentas.
Ella me miró, sostuvo mí mirada y me dijo, quizás así, son las palabras que no se nos quedan, pero el espíritu que las hizo resplandecer no desaparece; al conocimiento de lo que es, no sólo se llega por la vivencia, sino también por la razón, pero no aquella, que está sojuzgada a la carne del yo, yo, sino por aquella que siendo hermana de la dialéctica, nos enseña, que una cosa es cierta, no por el provecho de mi amaño, sino por la verdad del espíritu, del que en realidad es.
Pero, para el que es capaz de comprender,  de discernir y se desprende de su vana ilusión, le es posible ver y hasta sentir, porque sus ojos le son abiertos, aunque al final, toda verdad, parezca sólo un absurdo, aunque un absurdo pueda ser real.
Entonces suspire tan hondo, que hasta el mar, que estaba tan lejos, pareció inundarme está vez, y le respondí; no cabe la menor duda, de que un agua germinal, brota como una fuente secreta y aquí es, en donde las palabras se quedan cortas, para expresar lo que sentimos, o lo que se tiene en el alma.
Está respuesta; dijo Amanda, puede darnos alguna satisfacción, pero es probable que muchos queden insatisfechos; mejor así, porque es posible que busquen, agregué.
Por lo demás, Sara Lucía, ni tú, ni yo, estamos interesadas en decir cosas para atrapar incautos, ¿por qué lo dices? ; Bueno, creo que conozco un poco, tú manera de pensar, y creo que eres muy genial; mira, sí por genial, llamas al hecho de ser un intelectual o de querer serlo, creo que ser un intelectual de renombre en ésta época, implica atraerse la simpatía de ciertos grupillos, que se reúnen, tan sólo para engrandecerse ellos mismos. Y yo, ni soy una intelectual ni deseo parecerlo; lo que yo intento, es descubrir mí verdad, no ocultarla.
Sí; dijo; algunos aparentan, cierta rebeldía para las cosas establecidas, pero en el fondo, lo único que hacen, es idolatrar como verdad, todo aquello que está delante de sus ojos; eso que me dices, me recuerda al gran pensador danés, que nos dice; “Que  habiendo un día bajado el precio de las especias en Holanda, los mercaderes hicieron arrojar  algunos cargamentos al mar con el fin de elevarlo de nuevo”. ¿Tenemos necesidad de una treta semejante en el mundo del espíritu?”.[1]
Ahora; agregó, supón que el infierno del que habla la iglesia Católica, no sea sólo una invención. ¿De qué hablas Amanda? Mira, lo que quiero decir, es que el infierno en realidad es un lugar, situado en otro plano del universo; ¿hablas de la conciencia?  No, ahora hablo de un lugar físico.
¿Qué? exclamé, casi horrorizada, por éste tal designio, que me parecía más bien una crueldad; pero si acaso esto fuera una crueldad, lo seria, pero no de parte de Dios, sino de los mismos humanos, que con su maldad hacen que esto se les de; ¿niegas entonces, al creador cómo tal?; yo no dije eso; ¿entonces?
Veraz Sara Lucía, supón que, a un intelectual verdadero y por esto último, entiendo a aquel que es en verdad genial, ¿genial?, mejor dicho, que desea parecer lo, de esos, por ejemplo que descartan de inmediato la posibilidad de un Dios, por parecer les algo demasiado ridículo; no, pero es que yo también me muestro un poco reacia ante semejante asunto.
¿Cuál, a lo de Dios?  No, a lo del Infierno cómo tal; ¿Por qué, qué más Infierno qué éste, Amanda?; sí, podría ser, pero es que éste, es tan sólo un lugar de transición y acerca de lo otro, ¿Por qué no puede ser posible, acaso porqué la razón no lo acepta? Y como te decía; si a éste intelectual, le dieran a elegir, entre el infierno y el paraíso ¿qué supones qué elegiría?; bueno pues…    
¿Crees qué por exceso de conocimiento y de razón eligiera…?  No, espera, le dije, sé, o al menos esto es lo que creo, que tomaría opción, por el infierno y esto lo haría, aunque en broma; diría éste, porque pensaría que con seguridad, allí podría, dedicarse con plenitud, a la filosofía, alguna ciencia o arte; y también a pasarla muy rico; así es repuso; ¿crees Sara Lucía, qué esto, podría ser posible?, pensaría que tú estas loca a menos, ¡claro!, que bajo el signo, de esta pregunta, se encierren un número de contradicciones, que tienen por detrás una larga tradición.
También, te diré que fuera de su contenido real, tiene esto, toda una connotación sociológica. Pero dado, que creo, no entender, por que lado, va tú pregunta, diré que si, el Infierno del que hablas no es una alegoría, sino la viva representación del mal, la negación del verdadero conocer…, tomé aire y di unas fumadas a mí cigarrillo, entonces continúe, seria imposible dedicarse a las actividades del espíritu; y que por cierto; continuó ella; deberían llevar a la vida y no a la muerte, y por supuesto, el infierno del que hablo es literalmente real.
El mal entonces, repuse, no es otra cosa que ausentarse del uno, y utilizo estas palabras, ya que es la manera que tienes para expresar estos asuntos.
Asuntos Metafísicos e ingenuos, y sin ninguna relevancia ¡supongo! ; No, te equivocas, de esto, me gusta que hablemos; muy bien, fíjate tú Sara Lucía, en la forma que algunos gobiernos tiranizan a toda una colectividad; sí lo sé; por ejemplo, se que, se cometen crímenes de Estado, asesinatos que se ocultan a la luz del sol; lo ves, y estas arbitrariedades, son por todos lados, y no importa, si se sitúan a la izquierda o a la derecha; ¡vamos que tienes razón Amanda!
Y los medios de comunicación, que juegan un papel importante en todo esto, sólo le dan un rostro a los crímenes cometidos, por el terrorismo de izquierda, desconociendo que también desde otros sectores se cometen los mismos delitos.
Si y por cierto, si que son crueles esos hombres de la selva, que rebasan a los que toman prisioneros, con su metodología y su forma de tratarlos.
Sí, las lacras son de lado y lado ¿Y dónde, se quedan toda esa cantidad de anónimos?, gentes sufridas y aporreadas en todos los sentidos; ¡que pesar cierto!, agregué, que la ignominia prevalezca sobre la Justicia y que la cordura ceda el paso a tanta maldad; ¿a dónde están los rostros, las ideas y la manera de pensar de tantos y tantos qué han sido masacrados?
Es lo que te digo, el mal esta relacionado con las tiranías, aunque se escuden, bajo la farsa de una democracia y por el contrario Dios, no el Dios del sistema, ni creo que tampoco el de ciertas religiones, sino ese Dios que en verdad, no esta hecho a imagen y semejanza de nuestras arbitrariedades; riéndome agregué, instituidas y no instituidas.
Ella continuó, la ignorancia, tiene mucho que ver, con las barbaridades que cometemos, pero no sólo esto, sino también la ambición, el ansia de poder, los deseos de controlar el mundo; y los instintos, agregué, no olvides que el hombre es la Bestia. ¿Por su comportamiento algunas veces? Si es correcto.  Sin embargo los instintos nos alertan… Así es.
Ella me miró y se sonrió de nuevo, pero prosiguió; el Dios del que hablo, es aquel Dios uno, el mismo que vino a mostrarnos Jesucristo, él no es un Dios, que nos fanatiza, para que ciego, acudas a defender una causa falsa, por el contrario, nos enseña a conocerlo por medio de las experiencias, y, a ser más humanos, en la medida que lo conocemos.
hasta puede que tengas razón, Amanda , ya que las otras cosas enumeradas más arriba, nos hacen menos humanos; sí y en efecto los instintos, que creo, si no estoy equivocada, sean los mismos egos, esos egos que son fuerzas desatadas y ciegas , son los que no nos dejan crecer, ni avanzar en el camino .
Bueno, aunque creo que los instintos, no son los egos, pero en fin… ¿Entonces, esas vivencias de las qué hablas, nos ayudan a tener, un mejor discernimiento para un mejor razonar?
Sí, por eso, cuando nuestros ojos nos son abiertos y entendemos, en términos nuestros, lo que es esencial; es qué, nos resulta grato, en demasía grato, el hacer su voluntad; ¿y crees qué en realidad, esto pueda darse?; ¡claro! , ¡Es más!, ¡mira!, yo entiendo y sé, porque lo sé, que hay momentos, en los que nos sentimos fragmentados y hasta quizás despedazados; ¡exageras! No, sí, sí, es que eso, nos puede pasar a  todos.
Pero hay está él, tan dentro… y a la vez tan lejos; repuse; bueno, Sara Lucía y por lo demás, yo siempre querré permanecer en mí primer Amor.
Entonces, me sonrió con gran amplitud, se despidió y se alejó, por la avenida; mientras que yo tomé un taxi, y me abrigué fuerte, con mí chaqueta de color marrón.
        Beatriz Elena reservados © Derechos  todos                   
         BEATRIZ ELENA MORALES ESTRADA 

BEATRIZ ELENA MORALES ESTRADA
RADICACIÔN DE ENTRADA 1-2010-26128 Colombia



[1] Se refiere al filosofo; Sorën Kierkergaard, de origen danés; Temor y temblor, Epílogo, página 169.

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