miércoles, 18 de marzo de 2015

CAPITULO XVIII LOS AMIGOS




                                               
                                                         CAPITULO XVIII
                                                       
                                                           LOS AMIGOS
           



Iba caminando por toda la avenida de Greiff,[1] eran las cinco de la tarde, en el borde, de una de las aceras, una mujer invalida ,con mucho trabajo, intentaba hacer una descarga orgánica ,a medida que avanzaba, la escena se le hizo más nítida ,todo ocurrió en una fracción de segundos ,una mueca de dolor, se encajó en el rostro de la mujer ,al mismo tiempo que de unas nalgas blancuzcas y pálidas escurría un líquido amarillo y abundante ,el líquido salpicó los zapatos de un hombre que estaba a su lado ; éste no se movió, ya que estaba más interesado en proteger con su cuerpo a la mujer, para que no la vieran del otro lado, que era  por donde pasaban más transeúntes.
Era imposible no ver aquello, ésta siguió caminando y en la medida que lo hacía, la limosnera sin piernas y que utilizaba tan sólo unas rodilleras, para poder arrastrarse, se iba quedando atrás.
Llegó hasta el paradero, de los buses de laureles[2] y abordó uno de los carros, se sentó del lado de la ventanilla y observó, atraves de ésta; mientras, pensaba, en el padre Pedro Pabló, un hombre orgulloso y arrogante, que hacía en su parroquia, lo que le venía en gana; sólo mirarlo, para recordar la cara de anticristo que tenía; lo conoció un día, ahí en el barrio  ese, que queda cerca al colegio el minuto[3] de Dios, por la casa de Diego. Fue esa vez, que entre a la parroquia a hacerme, poner la santa cruz; recuerdo, que fui vestida de un modo sencillo; tal y como se viste la gente común y corriente, me miró de arriba abajo, despectivo y me dijo; vestida así, yo no le pongo la ceniza.
Cuentan las personas, que ese tipo, comete muchas arbitrariedades y que las cartas que se mandan a la curia, quejándose de su comportamiento, no las tienen en cuenta, porque tiene rosca con los obispos encargados.
Su pensamiento se desvió, porque se acordó que tenía un papelito, con una dirección escrita, lo miró, y se dio cuenta, que era hora de bajarse, hizo sonar el timbre y el carro se detuvo, buscó la dirección y la encontró, era una casa, que tenía un ante jardín, encerrado dentro de unas rejas pequeñas, pintadas de negro, rosas y helechos, más algunas flores de jardín, estaban sembradas allí.
Hizo sonar el timbre de la entrada y una mujer de cabellos castaños, de piel clara, más bien joven, le abrió; ¿qué se le ofrece? ¿Por favor, aquí es dónde vive galo? La mujer, la miró de arriba abajo y dijo; sí, un momento; ¡Galo!; enfatizó, lo necesitan aquí en la puerta, el hombre se asomó y en cuanto la vio, su cara expresó alegría; ¡he quiubo guebona!; que bueno que viniste y la abrazó, dándole a su vez un beso en la mejilla. ¡Pero entra, veni entra!
La sala era amplia y tenía unos muebles de cuero café, más bien finos y se hallaban acomodados dentro de un espacio, que los hacía ver bien, en la mitad se podía mirar una mesita pequeña y de la misma tonalidad; también, en todo el centro de la pared, se podía observar un cuadro grande, que imitaba un desnudo de Darío Morales.[4] Mónica y Rubén estaban de pié, charlando, riéndose e intentando colocar música; era algo así, como; “me muero por suplicarte que no te vayas mí vida, me muero por escucharte decir las cosas, que nunca digas .Más me callo y te marchas; mantengo la esperanza de ser capaz algún día de no esconder las heridas que me duelen al pensar…” ¿Te gusta Alex Ubago?[5] Preguntó Mónica a Rubén; sí un poco; dijo éste.
La habitación contigua, tenía la puerta entreabierta y se veía bien pintada, un color verde clarito; se alcanzaba a ver una cama grande, de color café y una sola pintura, también, una imitación del mismo artista, al parecer se veía un poco sobria, había allí, también una ventana de persianas, en el momento las tenía cerradas; ¡hola Amanda!, dijeron a su vez Mónica y Rubén, que ya la conocían, la habían visto en la arteria con Galo.
Al frente de la sala, se hallaba otra habitación ,en donde se veía, una alfombra, tendida sobre el suelo y sentado allí, estaba un hombre, de unos veinte a veintiocho años, que sostenía, un vaso lleno de ron en sus manos y bebía absortó, mirando hacía los jóvenes, que estaban de pié; es el amigo de Rubén, dijo  Galo a Amanda; por su parte ,la mujer que había abierto la puerta, reapareció con sendos vasos, cuyo contenido era ron con coca cola y le ofreció a Amanda y a Galo; se sentaron sobre la alfombra y durante mucho rato, conversaron de cosas sin importancia.
Para estos momentos, Alex Ubago, seguía sonando y ahora, se escuchaba esta canción “A pesar que la luna no brille mañana, dará igual; sólo que me hace feliz es verte reír mí alma y es verdad, la mirada distinta, cual un gesto vacío se clava en mí pecho…” [6] Al rato, se dejó escuchar el timbre de la puerta, ésta vez Galo se dirigió a abrir y luego reapareció en compañía, de un hombre rubio, blanco, de ojos grises, muy bien vestido y que olía a loción fina, llegó acompañado de otros dos hombres, uno que vestía chaqueta gris, limpia, pero raída, era moreno, de piel curtida por el sol y con una guitarra en el hombro, tenía al menos unos cuarenta años.
Te presento, a mí amigo Andrés, le dijo Galo a Amanda, refiriéndose al rubio, que le sonrió con afabilidad; ésta recién llegado de España, le dijo; ¡a que bien!, respondió con efusión.
Ambos pasaron ,a la habitación contigua , la de la alfombra ,se quitaron los zapatos y se sentaron; al reparar en el hombre de la guitarra, Amanda notó, que era un tipo taciturno ,serio , al sonreír se le veían los dientes, con manchas amarillosas ,al igual, que el dedo índice de la mano derecha .
Galo, se devolvió hacía afuera, para hablar con el otro hombre, que era, de constitución delgada, menudo, bajito, rayaba entre los treinta y cinco  y los cuarenta  y ocho, tal vez tendría menos edad, pero se veía, que era un hombre sufrido, guerreado, ¿bueno don Fernando, usted viene para lo del trabajo de ebanistería? Sí, es que su mamá me encomendó, que le hiciera ese trabajo rápido; ¿así, si usted quiere, le muestro los muebles y el escaparate, para que los vea?, ¿en dónde están?  Allí nomás, en el garaje, en el ante jardín; bueno vamos; el hombre tenía un cierto acento venezolano.
Amanda, apenas si reparó en éste; don Fernando le respondió a galo; ya está muy tarde para comenzar el trabajo, pero los voy a mirar y a adelantar algunas cosas, mientras tanto; bueno, venga, yo le muestro.
Trascurrió, un buen rato entre charlas fútiles, y Amanda que no se había movido, se levantó para ir al baño. Al salir vio a galo y a Flor en la cocina, preparando algunos bocadillos y cosas de comer, Flor era la mujer que le había abierto la puerta.
Cuando Amanda paso, oyó, que Flor le decía a Galo; me gusta tú amiga, es muy querida; lo malo es, que no sé, si sea guey o no; si la quieres conquistar, tienes que probar, pero eso si, con mucha delicadeza, ya que ella es muy seria, y además es mí mejor amiga; ¡oíste!
Esta, soltó las carcajadas y se dirigieron hacía la habitación, en donde se hallaban, reunidos todos y dijo Flor, apaguemos la grabadora, que ahora si comenzó lo bueno; mientras, se repartían los bocados y más ron con cócala, los recién llegados, sentían un ambiente agradable y ésta mujer, Flor se sentó, al lado de Amanda.
Mónica y Rubén se sentaron también alrededor y el hombre comenzó a tocar las cuerdas de la guitarra, que rasgaron el aire, eran más, de las cinco de la tarde, la habitación tenía, una ventana que daba a la calle, ésta estaba abierta y por allí se alcanzaba a ver al ebanista, que se hallaba absortó en sus asuntos, de repente Amanda lo miró; parece, un hombre serio, aunque, se ve un poco triste, pero que cara, de buena gente tiene ese señor; pensó.
El hombre de la guitarra, dejó escuchar su varonil voz, al terminar la canción; Rubén y Mónica le pidieron; hay Juancho, cántenos está; ¿cuál? dijo él; así, esperen muchachos tantito, yo tomo aliento y bebió despacio saboreando el ron  ¡huy, pero está demasiado dulce!; ¿Te lo cambio?, dijo Flor, sí por favor, lo prefiero con canada dray; bueno a ver, esa es la que dice así; “únete al baile de los que sobran, había mucha luz en los ojos del profesor... Fueron mentira, todos esos sueños, sobre el futuro”[7]  y todos vibraban y palmoteaban a coro, ¡guau! , después Andrés, el amigo de Rubén, pidió una canción de Nicole de barí; “tiene la edad del primer corazón del rey de Arabia, yo la abracé y sin miedo ella me abrazo se fue y me niego a creer que se fue, prométeme que si la vez, no pondrás en su piel lo que puse yo, delirios”.[8]
Galo se acercó a Amanda y le dijo; esa man es un cantor; sí, así es; a propósito, ve, esa Flor como te mira, si ya me he dado cuenta, pero el problema es que,  no estoy interesada, aunque es una mujer bonita, pero no; vos sabes que no, solo pienso en ese man, vos lo sabes. 
Entonces el cantor dijo; esta va dedicada a Flor ; ¡ayayay!, dijeron todos a coro, ella se ruborizó ; y Galo siguió hablando con Amanda, mientras la canción sonaba; oíste, a ese Juancho, como que le gusta la Flor, sí, pero no creo que ella esté interesada ,si uno nace así, nadie lo puede cambiar, sí, dijo Amanda, eso es como tener un color de piel determinado, para podérselo  cambiar,  abría que arrancarse  la piel y eso es como muy difícil ¿cierto? . Sin duda, esa es nuestra naturaleza. Vos,  como que si nos comprendes Amanda.
Después, se dio un receso para degustar, una rica comida, Mónica y Flor pusieron música bailable y Flor se acercó a Amanda; ¡ven vamos a bailar!, ésta prefería estar sentada, escuchando la música, pero, para no ser aguafiestas aceptó; sin embargo parecía distraída y no cesaba de mirar por la ventana, entonces Flor, la enlazó un poco más y en un santiamén, le pegó un beso en la boca; del cual, casi no se logra zafar , los labios chasquearon y todos se pusieron a mirar , ¡bravo! Dijeron; Amanda se puso roja, pero sólo Galo, se dio cuenta que aquello no le había gustado. No para nada.
Para evadir, el acoso de Flor, Amanda decidió salir al ante jardín; el hombre lió,  un cigarrillo; al ver a Amanda le ofreció uno; no gracias; ¡por O Saín!, ¡verdad, que yo me tengo que ir ligero para mí casa!, ¡mí mujer me está esperando!
¿O Saín?  Sí, es el mismo Jesús, ¿cómo así? lo que pasa, es que, en la versión africana; existen unas leyendas, en la que se cuenta, que Jesús estuvo en áfrica y que ellos lo conocían como el yerbatero más grande; ¿yerbatero? Sí, lo que pasa, es que él curaba, sanaba a las personas con yerbas, con plantas les quitaba maleficios, ¡en fin!; ¡no, yo no creo eso! Eso, sería como restarle poder a Cristo, no, antes los valida, él era muy poderoso, ¿Cómo así? sí, es que él, anduvo en áfrica, enseñando lo que sabía y haciendo el bien, bueno pero yo no me sabía eso; ¿y usted dónde lo aprendió?, a no, es que eso es parte de la historia, de las siete potencias africanas, ¿bueno y quiénes son esas; no es que lo que pasa es que yo soy santero?[9] ¿Y quién les cuenta todas esas cosas? bueno, eso nos lo cuenta un maestro.
¿Los santeros, son los que le rinden culto a los santos?, sí, yo les tengo mucha fe, sobre todo a las siete potencias, las siete potencias son Elegua, que es el mismo san Antonio, Chango, que es Santa barbará, Yema ya nuestra señora de la regla, Oshun, nuestra señora de la caridad del cobre, Ogun san Pedro, Orunla san Francisco de asís y Obatala nuestra señora de la merced.
¡Vaya!, como interesante el asunto, ¿y en dónde leyó o aprendió esas cosas?, en la montaña de sorte,[10] allí van los aprendices de la magia ¿bueno y qué hacen allá? , no, allí se enseña la magia; ¿y fuera de las siete potencias, a quién más invoca usted? No, yo sólo las invoco a ellas, pero allá invocan al negro Felipe, a Yaracuy, a la niña maría, se ven muchas cosas; ¡ve!, que bueno saber; ¡a no!, ¡pues si quiere, nos seguimos viendo! y yo le voy contando; ¡hay que rico!, a mí sí me gustaría, aunque  yo creo que eso,  también debe de tener su lado oscuro ¿o no?  Sí, eso es como todo, hay gente mala que usa las cosas es para el mal; así es; ¿Desea  anotar mí teléfono? Bueno si. Pero creo que eso, como que no me convence del todo. El hombre se encogió de hombros. 
Galo salió y le ofreció al ebanista, ron con cócala; hay hombre, yo si no le recibo eso, no me gusta tomar entre semana; pero si hoy, es viernes; no, yo no le recibo eso, prefiero un tinto, pero ya otro día, es que, lo que pasa, es que mí mujer, me está esperando y ella es como muy nerviosa, no le gusta quedarse sola en la pieza; a bueno don Fernando.
Más tarde ya, como a las once de la noche, a través de la ventana, que daba hacía la calle ,los rayos amarillos os de una luna llena, lo iluminaron todo, eso y la voz armoniosa del cantor, hicieron que Amanda se regocijara; Galo, le dedicó, una canción a Amanda; mira, te dedicó, ésta canción ,para que siempre me recuerdes; pero ni de fundas ,se le ocurrió pensar a ella, que eso, podría ser una despedida; el hombre ,Juancho, la entonó; “ Porque siempre estarán, en mí, esos buenos momentos, que pasamos juntos ,sin saber, que un amigo es una luz que brilla en la oscuridad”[11]            


BEATRIZ ELENA MORALES ESTRADA


RADICACIÔN DE ENTRADA 1-2010-26128 Colombia

[1] Greiff. Importante avenida de la ciudad de Medellín

[2] Laureles: barrió situado al norte de la ciudad de Medellín.

[3] Colegio situado en el municipio de Itagüí entre el barrio  la aldea y el barrio tablazo.
[4] Se refiere, al ya desaparecido escultor y pintor colombiano, que nació en Cartagena y que murió en Francia; su arte tiene como centro el cuerpo humano.

[5] Alex ubago, de origen español, cantante de música pop; canción: sin miedo a nada.

[6] Alex Ubago, español, cantante de  música pop; Canción: Gritos De Esperanza.

[7] música popular; se refiere a la canción únete al baile de los que sobran; interpretada por una banda de música rock; de origen chileno; los prisioneros; perteneciente a la década de los 80)
[8] Canción interpretada por Nicolás de Bari; veterano cantante ,de origen italiano
[9] Santero: leyendas acerca de los mitos africanos; todo eso, lo aprenden los iniciados, en el culto de la santería, y están basados en la tradición oral.
[10] SORTE: Montaña, que está situada en Venezuela, en san Felipe, estado de Yaracuy
[11] Canción, balada, un amigo es una luz, brillando en la oscuridad; interpretada por los enanitos verdes, entre otros.)

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