miércoles, 18 de marzo de 2015

CAPITULO XIX OTRO DÍA



CAPITULO XIX
OTRO DÍA




Al otro día y después de que todos se fueron, Galo, que le había insistido a está, para que se quedara a dormir, le cedió la habitación entreabierta, que era la de Adíela, su madre; donde Adíela venga ahora, me mata; pensó.



como Amanda, se pasó de copas, al acostarse  un ruido de músicas y de sinzontes, le agujereaba la cabeza y al mirar hacía la parte de arriba, la habitación le daba vueltas y más vueltas, de modo que hasta la cama ,con ella encima giraba y giraba, hasta que todo se volvía oscuro, se borraba, para luego volver a comenzar , era una sensación desagradable; hasta que llegó un momento, en que todo se detuvo y ya, ella, no supo más de sí, porque se durmió .
Eran las dos de la tarde, Galo camino, en puntillas y se medio asomó, para no despertarla, pero ella abrió los ojos y lo vio; ¿ve, ya té despertaste? ¿Qué hora es? ¿dormí mucho? No que va, ve, mira, hice un desayuno como para chuparse los dedos y al momento, reapareció con una charola y sobre de ella un jugo de naranja, con trozos de hielo, dos huevos en cacerola y un croasen calentado al horno, más un espumoso café caliente
Amanda se cogió la cabeza, no se explicaba cómo no había vomitado sobre la cama, después de tantos giros como los que dio; efecto del ron, ¡guacala!, ¡que fastidió!, pensó, hay no, yo no quiero; comételo, no me vas a despreciar, que yo soy muy aseado, dijo Galo, muerto de la risa.
Está se levantó, fue al baño, se lavó con agua fría la cara y las manos, se enjuagó la boca y después de secarse con una toalla limpia, se bebió el jugo de naranja, y comió despacio ¿y tú amigo?  No sé, creo que se  tenía que ir para donde su mamá, ya se fue; ¿y qué, sé va a volver para España?, no, dice que se quiere quedar conmigo, un tiempo.
Amanda, acerca de lo de Flor, yo, ya, le jalee las orejas y se fue muy apenada, se que ella no te gusta; ésta guardó silencio, al verla así, Galo dijo, puedo apostar media nalga, ¿a qué estas enamorada?; riéndose Amanda le respondió, ¿y porqué no las dos? No, Galo, sólo estoy enamorada del amor; ¡boba!, pero el amor es un ideal, ¿así es qué sé dice? Así, así se dice; a claro, porque se idealiza también a  la persona amada, se la pone en un sitio distinto de la realidad; ¿pero has estado enamorada? Sí y no, ya te lo dije, es  tan sólo del ideal; ¿en serio? Si porque  el amor, creo, es una criatura divina, que da rodeos en torno a ti, se acerca y se aleja; el amor sólo son momentos, momentos.
El joven no insistió ,al ver que era imposible hacerla hablar y cambio de tema, ¿cómo té parece qué Adíela no me quiere más en su casa? mañana llega de Bogotá y si se entera que hicimos está rumba, es capaz de matarme;  me voy a ir a vivir con una amiga que tiene tres hijos, es una veterana ,pero muy querida ; está separada de su marido y en conversatorios con otra, es una bacana ; dame entonces el teléfono para llamarte , Galo agachó la cabeza .
¿Qué te sucede? no, no es nada, pero yo te llamaré, como quieras; pero Amanda, me gustaría que pudieras realizar tus sueños, intenta entrar a la universidad, haber si pasas el examen, además yo soy un chengue,[1] una mala compañía para ti; no lo sé, algo te pasa; ándate tranquila guebona, que pronto nos vamos a volver a ver; no, no sé.
Inquieta, por la conversación, de don Fernando, el ebanista, Amanda resolvió llamarlo, desde de ese día, se vieron siempre por las noches y casi siempre a la misma hora, ¿bueno, hábleme de las siete potencias?  De acuerdo con la leyenda, cuando Dios el creador (Olorun olofi) se cansó de reinar sobre la tierra, entregó su reinado a Obatala, conocido también como Oxala u Orixala obatala, que en términos yoruba significa rey de la pureza o de la blancura; Amanda dijo; bueno, esa frase que usted acaba de decir, tal vez habría que resaltarla en rojo, ya que el mismo Obatala, lo habría querido así; el hombre se sonrió, aprobando y ella se acordó de algo, la blancura más blanca, pensó  ¿tendrá esto qué ver con la filosofía y con Platón?[2]  No, quizás no, ¿será qué, en éste último, la blancura se refiere al concepto? ¿Me decía? no, pensaba, porque me acordé de algo que está relacionado, con un filosofo llamado Platón; pero continué; sí, y el blanco, es el color atribuido al orisha, Obatala, que representa a los cielos, se caso con Oduddua, quien es el símbolo de la tierra en África, ambos orishas, se representan por dos cabezas unidas, pintadas de blanco, algunos santeros dicen, que oduddua, es el aspecto femenino de Obatala, que representa a nuestra señora de la merced.
Algunas versiones dicen que Obatala, fue creado del barro por Olofi; está, lo escuchaba con atención, hasta que dijo; bueno eso está relacionado con la mitología; pero de un modo simple, esté arguyó; no, eso fue verdad; ya que así lo cuenta la leyenda; está bien.
El hombre bebió un poco de café, y continuó; los yorubas, ven a Obatala como el protector de las ciudades y los templos, y en algunas pinturas se le representa como un caballero, con una lanza en las manos; los sacerdotes de Obatala, siempre visten de blanco y llevan frecuentemente trazos de pintura blanca en toda la cara y en el torso.
¿Bueno don Fernando y cuénteme, de qué libro sacó usted esa información?; no, de ninguna, estas notas las escribí, ya que allá, en la montaña de sorte, me las contaron; ¡Aaaa!; respondió Amanda pensativa.
Se atribuyen a Oddua, también conocida como Yemmu, las mismas cualidades que a Afrodita, la Diosa griega del amor; sus aventuras amorosas son innumerables y algunas de ellas extremadamente espinosas; ¡vaya! Sí, dijo él, riéndose con muchas ganas, pero al segundo su risa desapareció y prosiguió; en una de las leyendas, se cuenta que tuvo una aventura muy apasionada, con un joven cazador, pero es sorprendida por Obatala, quien le arranca  los ojos, en un acceso de celos; ambos rieron con ganas, pero al segundo sus risas se dispersaron.
¿Bueno y qué paso? No, debido a ésta circunstancia se le conoce como Y ya AGBE, la madre ciega; Amanda bebió despacio un sorbo de café y don Fernando  dijo; ¡Ay verdad que ya me tengo que ir!; bueno, entonces, nos estamos hablando.

[1] Chengue: Un bueno para nada
[2] Platón: filósofo griego, discípulo de Sócrates.

BEATRIZ ELENA MORALES ESTRADA
RADICACIÔN DE ENTRADA 1-2010-26128 Colombia

No hay comentarios:

Publicar un comentario